lunes, 25 de marzo de 2013

Beneficios de facilitar el acceso a los tratamientos psicológicos

Desde hace unos años diversos países, concienciados de la importancia estratégica de dar respuesta al constante incremento de los trastornos mentales entre la población, están implantando sustanciales reformas sanitarias que priorizan la prevención y la intervención temprana en salud mental, mediante la incorporación de intervenciones psicológicas en los servicios de Atención Primaria (AP).
Estos modelos de atención no sólo apuestan por situar a la salud mental en primera línea de acción (habitualmente relegada a un segundo o tercer plano), sino que, además, defienden la terapia psicológica como el tratamiento de elección, por delante de la prescripción de fármacos, para el abordaje de trastornos mentales comunes. Este compromiso con el uso de los tratamientos psicológicos está apoyado en la amplia evidencia científica disponible, que ha corroborado, una y otra vez, quelas terapias psicológicas son clínicamente eficaces, seguras (a diferencia de los fármacos no tienen efectos secundarios adversos) y presentan una mejor relación costes-beneficios (APA, 2012; LSE, 2006). Poseen, además, otras ventajas, como el mantenimiento de los cambios terapéuticos a largo plazo, la disminución del riesgo de recaídas o unas tasas de recuperación clínica superiores (esto es, al contrario que los psicofármacos, no dejan ninguna sintomatología residual una vez finalizado el tratamiento) (APA, 2012; NICE, 2009; NICE, 2011a). Las intervenciones psicológicas posibilitan también el aprendizaje de estrategias de afrontamiento para hacer frente a situaciones adversas futuras, así como el entrenamiento en habilidades para alcanzar un adecuado funcionamiento en el ámbito social y laboral, por lo que su radio de acción transciende a la mejora de la sintomatología clínica del paciente(APA, 2012).
Numerosos organismos de referencia a escala internacional -como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia Clínica del Reino Unido (NICE) o la Federación Mundial de la Salud Mental (WFMH)- han subrayado las ventajas económicas y psicosociales de la prestación de terapias psicológicas en los servicios de AP(OMS y Wonca, 2008; OMS, 2011; WFMH, 2009; NICE, 2011b). La Comisión Europea también ha señalado la necesidad de integrar el cuidado de la salud mental y de la salud física en este nivel de atención, apostando por la mejora del acceso a los tratamientos psicológicos para los problemas de depresión, cada vez más prevalentes en el contexto actual de crisis económica (Wahlbeck, 2009).
La implementación de terapias psicológicas en AP se ha mostrado como una vía eficaz y rentable para el abordaje de una amplia gama de problemas: trastornos de ansiedad (ansiedad generalizada, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de pánico, trastorno por estrés post-traumático y fobia social), trastornos del estado de ánimo, abuso de sustancias, somatizaciones o problemas de salud física crónicos (cáncer, diabetes, hipertensión, dolor, etc.) (NICE, 2011b). Tal y como ha afirmado la organización colegial de psiquiatras del Reino Unido (The Royal College of Psychiatrists), “las terapias psicológicas en AP suponen un beneficio tangible, especialmente cuando el malestar emocional del paciente no llega a justificar una derivación a los servicios especializados, o se manifiesta a través de síntomas físicos sin causa aparente” (RCP, 2008).
La escasa formación en materia de salud mental del personal que trabaja en el primer nivel asistencial, la falta de concienciación sobre la importancia de atender a la salud psicológica, o las dificultades para detectar problemas de salud mental, son sólo algunos de los obstáculos a los que se enfrentan los servicios de AP habitualmente. Así, la integración de personal específicamente cualificado para la evaluación en salud mental y la aplicación de técnicas psicológicas de alta calidad en este nivel supone importantes ventajas para la gestión del sistema sanitario, ya que permite la identificación precoz y la intervención temprana de estos problemas, reduciendo los tiempos de espera para recibir tratamiento, lo que a su vez evita la complicación de la sintomatología del paciente, con la consiguiente cronificación del problema, yreduce considerablemente el número de visitas al médico y los días de hospitalización, liberando a los médicos de familia de la indudable carga asistencial que suponen estos pacientes (entre el 33% y el 53% de las consultas de AP). Artículo completo

FUENTE: INFOCOP

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