En varias de las investigaciones sobre hombres maltratadores se ha demostrado que estos no sólo son violentos contra la pareja, sino también en el ámbito extrafamiliar, lo cual ha sido utilizado por los investigadores para ilustrar la etiología común de la violencia general y la violencia en la pareja íntima (VPI). Según esta perspectiva, la VPI puede ser explicada en base a teorías generales de la violencia y la agresión, teniendo en cuenta que la VPI es perpetrada en la mayoría de los casos por sujetos que también han cometido otros delitos. En relación con esto, Herrero, Torres, Fernández-Suárez, y Rodríguez-Díaz (2016) propusieron una tipología de hombres maltratadores teniendo en cuenta su historial criminal, diferenciando así entre maltratadores generalistas (generalist batterers) y especialistas (specialist batterers). Los maltratadores generalistas se caracterizan por un historial criminal largo y variado además de delitos de VPI, mientras que los especialistas sólo han sido condenados por delitos relacionados con la VPI.
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Partiendo del debate sobre la común etiología de la violencia general y la VPI, así como de los recientes hallazgos sobre las tipologías de maltratadores (Herrero et al., 2016), en el presente estudio se trató de responder a la cuestión de si los maltratadores generalistas difieren de otros reclusos con historiales criminales de similares características pero que no han sido condenados por delitos de VPI. En este sentido, hipotetizamos que, si la violencia general y la VPI ejercida por maltratadores generalistas tiene una etiología común, los grupos de estudio no diferirán en potenciales factores de riesgo de la VPI a nivel individual, familiar y de comunidad.
Se utilizaron datos de hombres violentos del Centro Penitenciario de Villabona (Asturias, España) con el objetivo de analizar sus características individuales (Clúster B de personalidad, dependencia del alcohol y drogas y actitudes sexistas), de la familia de origen (clima y funcionamiento familiar) y comunitarias (desorden social y participación e integración en la comunidad), entendiendo la violencia como un fenómeno multidimensional.
La muestra estuvo compuesta por 153 hombres internos en el Centro Penitenciario de Villabona (Asturias, España) dividiéndose en dos grupos de agresores violentos en base a los registros judiciales: maltratadores generalistas (n = 86) y hombres violentos en general fuera de la familia (n = 67). Los participantes de ambos grupos contaban con historiales delictivos variados, diferenciándose en que los maltratadores generalistas fueron condenados además por delitos de violencia de género (de acuerdo con la legislación española), mientras que los extra-familiarmente violentos no han sido condenados nunca por tales delitos.
En la presente investigación de observó que los grupos de estudio (GB y GEVM) no diferían en los ámbitos individual, familiar, ni comunitario, apoyando la perspectiva teórica que defiende que la violencia general y la VPI comparten una etiología común.
Específicamente, la ausencia de diferencias en el ámbito individual (Clúster B de personalidad, dependencia del alcohol y drogas y actitudes sexistas) apoyan la idea de que la conducta antisocial se ha relacionado con mayores niveles de hostilidad general como específica (p. e. hacia las mujeres), lo que sugiere que los patrones de violencia en estos grupos estarían mejor explicados por un patrón general de conducta antisocial que, en algunos casos, se ha extendido al ámbito íntimo del sujeto (p. e. pareja), más que por la presencia de actitudes sexistas hacia la mujer.
Del mismo modo, no se detectan diferencias en el ámbito familiar (clima de expresividad, cohesión y conflicto y funcionamiento familiar). La exposición a un clima desfavorable en la familia de origen, así como un mal funcionamiento del núcleo familiar se ha relacionado ampliamente con la violencia en general (p. e. con el desarrollo de conductas antisociales) así como con formas específicas de violencia como la VPI, siendo estos aspectos, sin embargo, característicos de los agresores especialistas (Herrero et al., 2016).
Finalmente, tampoco se observaron diferencias entre los grupos en cuanto a las variables comunitarias. Al igual que ocurre con las actitudes sexistas, no sólo no se observan diferencias entre los grupos, sino que los niveles de desorden social y de participación e integración en la comunidad son característicos de los maltratadores generalistas con respecto a los especialistas (Herrero et al., 2016).
En conclusión, los resultados del estudio vienen a sumarse a otros similares que permiten entender con mayor precisión el papel que las actitudes de género, por sí mismas, tienen en la explicación de la violencia en la pareja. Una parte de los hombres violentos con su pareja femenina, los maltratadores generalistas, no parecen diferenciarse de aquellos hombres que aun no han mostrando violencia en la pareja, pero sí lo son con personas ajenas a su entorno familiar, a pesar de que muestran mayores niveles de sexismo que los maltratadores especialistas. En estos casos, parece que existe un origen común de la violencia, que no encuentra una explicación excluyente en las actitudes de género. Más bien parece existir un nexo común con los delincuentes violentos en general. Estos resultados abren una importante vía de investigación que debería encaminarse a identificar cuándo los valores patriarcales y las actitudes de género permiten explicar la violencia en la pareja y cuándo no.
El artículo completo y las referencias del artículo pueden encontrarse en la Revista Psicothema:
Juarros-Basterretxea, J., Herrero, J., Fernández-Suárez, A., Pérez, B., Rodríguez-Díaz, F. J. (2018). ¿Son los maltratadores generalistas distintos de los hombres extrafamiliarmente violentos en general? European Journal of psychology applied to legal context, 10 (1), 8-14.
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