Los Estados miembros deben intensificar sus esfuerzos en la lucha contra la fatiga pandémica y reforzar los servicios de atención en salud mental. Así lo establece la Comisión Europea en la estrategia para la gestión de la respuesta frente a la COVID-19 de cara al invierno (Mantenerse a salvo de la COVID-19 durante el invierno), que presentó el pasado 2 de diciembre ante el Consejo y Parlamento Europeos. El texto tiene como objetivo proporcionar unas recomendaciones que sirvan de referencia para los gobiernos hasta que las vacunas estén plenamente disponibles en todos los países.
Tal y como se advierte en el documento, cada 17 segundos, una persona muere en la Unión Europea debido a la COVID-19, por lo que el “elevado número de casos podría sobrepasar rápidamente incluso al hospital mejor preparado y desbordar las estrategias mejor diseñadas” en los próximos meses.
El texto insta a la coordinación a nivel de la Unión Europea en la adopción de medidas de protección y control ante un previsible empeoramiento de la situación. En este sentido, las recomendaciones recogidas en la estrategia incluyen el control del distanciamiento físico y la limitación de los contactos, insistiendo en la necesidad de evitar espacios cerrados, lugares concurridos y reuniones con contactos cercanos. Asimismo, la estrategia señala la importancia de alentar a los responsables de las empresas y organizaciones a que permitan el trabajo desde casa en el periodo festivo, al menos 7 días antes y 7 días después de las fiestas, para que asegurarse que los trabajadores pasan un periodo de cuarentena antes de participar en las reuniones familiares o sociales y, una vez finalizado el periodo festivo, antes de incorporarse al puesto de trabajo presencial.
Como novedad, la estrategia incluye la necesidad de abordar la “fatiga pandémica” y los problemas de salud mental. A este respecto, señala que resulta fundamental:
- Comunicar claramente a los ciudadanos y comunidades las nuevas medidas, las razones por las que se están aplicando y cuándo y cómo podrían levantarse. Si es posible, vincularlo a ciertos objetivos, como el valor de la vida, para que las medidas sean tangibles y comprensibles.
- Garantizar la disponibilidad y el fácil acceso a los servicios de salud mental y apoyo psicológico y social para las personas que los necesiten, incluidos los trabajadores de primera línea y los trabajadores o proveedores de servicios esenciales (por ejemplo, mediante líneas telefónicas de apoyo gratuitas), así como prestar apoyo a las personas con discapacidades y a las poblaciones vulnerables.
- Identificar buenas prácticas puestas en marcha durante la primera ola de la pandemia que podrían promoverse con Apoyo de la Comisión a petición de los Estados miembros, para la protección de la salud mental.
El documento señala la importancia de que los Estados Miembros aborden y reconozcan las graves repercusiones de la fatiga pandémica y adopten estrategias para combatirla, así como que no se subestime el impacto de la pandemia en la salud mental de la población. “La preocupación y la desestabilización que siente la población en general pueden ser particularmente agudas entre los grupos más vulnerables, como los adultos mayores o las personas con problemas de salud subyacentes, las personas que viven solas o las personas con discapacidades. Los trabajadores de la salud y la asistencia sanitaria están particularmente expuestos, y deberían promoverse las mejores prácticas para reducir el impacto en estos y otros trabajadores de primera línea”, continúa el texto.
Entre los problemas de salud mental identificados en la estrategia como prioritarios, se encuentran los problemas de estrés o de ansiedad, pero a medida que se introducen nuevas medidas de control, también el aumento de los niveles de soledad, depresión, consumo nocivo de alcohol y drogas, violencia doméstica, conductas autolíticas o comportamiento suicida. Por este motivo, “los Estados Miembros deberían abordar estas cuestiones y velar por que se establezcan medidas y servicios adecuados para las personas que lo necesiten”.
En definitiva, para la Comisión Europea resulta fundamental que durante los próximos meses de invierno se asegure la continuidad de la atención de los centros sanitarios para garantizar que los brotes de COVID-19 puedan controlarse, se mantenga el acceso a otros tratamientos, se puedan llevar a cabo las estrategias nacionales de vacunación y se tenga en cuenta la atención de los problemas de salud mental.
Finalmente, otras líneas de acción contempladas en la estrategia incluyen el refuerzo de las pruebas y rastreo de contactos, la seguridad en los viajes en la Unión Europea, el refuerzo de los recursos humanos en el ámbito sanitario y el establecimiento de estrategias de vacunación de la COVID-19.
La estrategia puede descargarse en el siguiente enlace:
Staying safe from COVID-19 during winter