lunes, 24 de abril de 2023

La importancia de concienciar sobre el problema de la violencia obstétrica y su impacto

 

La violencia obstétrica constituye una discriminación de género y representa una violación de los derechos humanos desde un enfoque de los derechos de la salud y de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, entendidos como derechos inalienables e indivisibles de los derechos humanos”.

Así lo afirma un artículo publicado en la revista Gaceta Sanitaria bajo el título “La violencia obstétrica: una práctica invisibilizada en la atención médica en España”, a través del cual se aborda este tipo de conductas realizadas por profesionales de la salud a las mujeres durante el embarazo, el parto y el posparto, “que por acción u omisión son violentas o pueden ser percibidas como violentas”.

Esta praxis “deshumanizante” -que, en palabras de sus autores, constituye un problema de Estado y de salud pública en varios países del mundo, entre ellos España-, engloba actos no apropiados o no consensuados (por ej., obligar a parir en una determinada posición o medicalizar de forma excesiva, innecesaria o iatrogénica pudiendo derivar en graves complicaciones), así como violencia psicológica que implica tratar a las usuarias de un modo “infantil, paternalista, autoritario, despectivo, humillante, con insultos verbales, despersonalizado o con vejaciones”.

Foto: Jonathan Borba Fuente: pexels Fecha descarga: 06/05/2021

A pesar de su gravedad y de los elevados costes económicos y sociales que conlleva, este tipo de violencia continúa siendo desconocida, tanto por las usuarias como por los y las profesionales de la salud, pudiendo en ocasiones, subestimarse bajo síndromes de depresión posparto o estrés postraumático. De acuerdo con los autores del artículo, esta invisibilización puede deberse a varios motivos, tales como:

  • La naturalización de estas prácticas y conductas, estableciéndose un trato “jerárquico deshumanizador” que da prioridad y poder a los y las profesionales de la salud por encima de las pacientes, quienes asumen esta situación sin cuestionarla.

  • Un posible síndrome de burnout entre profesionales de la salud, que derivaría en ese trato deshumanizante hacia las usuarias y afectaría la relación médico-paciente.

  • La falta de formación y de habilidades técnicas entre los y las profesionales de la salud para hacer frente a los aspectos emocionales del parto (esto es, los sentimientos de miedo, ansiedad, inseguridad y/o soledad que pueden experimentar las pacientes durante el trabajo de parto, especialmente, si se encuentran sin una compañía de apoyo), así como la falta de información sobre la violencia obstétrica y de herramientas para hacerle frente y gestionarla.

Dado lo anterior, y en aras de mejorar la calidad asistencial de las usuarias, los autores del artículo proponen nuevos modelos formativos en la atención a la salud de las mujeres, orientados a concienciar a los y las profesionales sobre esta “violencia institucional” mediante un enfoque de género, ofreciendo herramientas de conocimiento y detección, así como de control de estrés laboral, incluyendo protocolos que no sean invasivos, dolorosos ni arriesgados, fomentando el diálogo fluido entre profesionales y usuarias, e implementando un plan de parto que respete “plenamente la autonomía de las mujeres” y promueva un parto humanizado y con un trato respetuoso.  

Fuente: Rodríguez Mir, J., y Martínez Gandolfi, A. (2021). La violencia obstétrica: una práctica invisibilizada en la atención médica en España. Gaceta Sanitaria, 35: 211-2 


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