Los sentimientos de culpa, la vergüenza y la inseguridad sobre la propia competencia son comunes tras la muerte de un cliente por suicidio, de forma que muchos profesionales sanitarios se plantean abandonar la profesión después de este tipo de experiencias. Con el objetivo de reunir consejos y recomendaciones para afrontar el duelo por suicidio de un cliente, la revista APA Monitor ha recogido las opiniones de diferentes expertos en prevención del suicidio y también de psicólogos que han vivido este tipo de situaciones difíciles, para conocer qué les ha ayudado a sobrellevarlas y a seguir desarrollándose personal y profesionalmente. A pesar de que los terapeutas niegan la posibilidad de que les pueda ocurrir esta circunstancia, se trata de una situación crítica que es muy probable que se de en el transcurso de la práctica profesional de cualquier psicólogo, teniendo en cuenta la elevada incidencia del suicidio a nivel mundial.
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Conocer los signos de alerta de riesgo de suicidio, abordar el tema con los clientes o, incluso, establecer un plan de seguridad no son una garantía de éxito en terapia frente a la conducta suicida. Como se recoge en el artículo de la APA monitor, y según palabras del psicólogo Samuel Knapp: Hay dos tipos de psicólogos: los que han tenido pacientes que han fallecido por suicidio y los que lo harán si practican el tiempo suficiente«. Se trata de una experiencia controvertida, difícil y dolorosa que a los profesionales de la Psicología les sitúa en una situación de crisis, a la que se suma el temor a las posibles repercusiones legales por parte de la familia del paciente. La muerte de cualquier cliente es algo devastador a nivel personal, pero si, además, ha sido por un suicidio, la identidad y valía profesional del psicólogo se pueden ver afectadas y esta inseguridad puede afectar a su futura labor profesional. Según se menciona en el artículo, es común que, tras el fallecimiento por suicidio de un paciente, los terapeutas se planteen dejar la profesión. Los que siguen ejerciendo, señalan que se vuelven hipervigilantes ante los comentarios y conductas de todos sus clientes, viendo señales de alerta donde no las hay. Otros reaccionan con evitación, volviéndose incapaces de reconocer las señales de alerta de riesgo de suicidio en los siguientes casos. Los profesionales de la Psicología que han vivido esta experiencia también se quejan de la falta de comprensión y apoyo por parte de sus supervisores y colegas de profesión, lo que acentúa sus sentimientos de culpa y vergüenza. A pesar de ello, se debe comprender que el suicidio de un cliente no significa que uno haya fracasado como profesional. Respecto a las estrategias de ayuda para hacer frente al duelo tras la pérdida de un paciente por suicidio, los expertos entrevistados comentan la importancia de, en primer lugar, aceptar que el suicidio ocurre, es común y que le puede pasar a cualquier terapeuta, así como aceptar que en la vida suceden cosas imprevistas. Asimismo, también puede ser de ayuda revisar lo que se hizo en terapia y lo que se podría haber hecho para mejorar la práctica futura, pero siempre desde un punto de vista constructivo y positivo. Evitar el aislamiento es otro factor clave. Tras la muerte de un cliente, el profesional de la Psicología debe apoyarse en personas compasivas y que puedan aportar un feedback positivo, así como encontrar espacios donde poder expresar los propios sentimientos. Algunas asociaciones en EE.UU., como la Coalición de Sobrevivientes Clínicos, han creado una Web con recursos y bibliografía de interés dirigida a profesionales sanitarios. Los grupos de apoyo entre pares también pueden ser un recurso de utilidad. Más allá de establecer pautas de autocuidado personal, como hacer ejercicio, practicar mindfulness e incluso ir a terapia, darse un respiro y protegerse de situaciones de gran intensidad emocional durante un tiempo, así como reducir la carga de pacientes también se valoran como estrategias útiles para sobrellevar la pérdida de un cliente por suicidio. Según se recoge en el artículo, otros expertos entrevistados mencionan, además, que otra actividad que les ayudó a sobrellevar el duelo fue la realización de acciones conmemorativas, como escribir una carta al paciente o hacer un acto en su recuerdo. Por otro lado, el artículo de la APA Monitor, menciona la necesidad de que los familiares y otros allegados del cliente reciban apoyo psicológico tras la muerte por suicidio, por lo que puede ser de interés derivarles a otros recursos o profesionales de ayuda, así como estar atentos a las reacciones que la muerte por suicidio pueda provocar en el resto de los clientes del servicio asistencial, sobre todo, en entornos residenciales o en centros de día, donde los pacientes suelen conocerse. En ese caso, es importante dedicar un espacio en terapia para que los pacientes puedan expresar también cómo les está afectando esa muerte, así como abordar el tema de la muerte y suicidio en sesiones programadas para evitar rumores, ideas equivocadas o la imitación por parte de otros compañeros. Además, los expertos consultados proporcionan los siguientes consejos a la hora de comunicarse con los familiares del cliente fallecido por suicidio:
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