viernes, 14 de diciembre de 2012

Las rabietas infantiles


Las rabietas forman parte del desarrollo evolutivo del niño. Aparecen en torno a los 2 años y se prorrogan hasta los 4, si bien es cierto que la práctica clínica hace pensar que últimamente esta etapa se adelanta hasta el año y medio y se alarga hasta los 5.

Ocurren con más frecuencia al final de la mañana o de la tarde y a la hora de irse a dormir, momentos en los que los niños están más cansados y/o con hambre.

El 70% de los niños y niñas con comportamiento difícil, continúan teniendo el mismo tipo de conducta un año después, si no se lleva a cabo una intervención psicológica.

Las rabietas suelen ser motivo de consulta clínica por lo desesperantes que resultan para los padres. La intervención va dirigida a disminuir su frecuencia de aparición, su intensidad y su duración. La «extinción» es la técnica más eficaz para abordarlas. Para que se produzca una generalización del aprendizaje es necesario que los padres abandonen ideas como: «Pobrecito, no soporto verle llorar». Este tipo de conductas infantiles suelen ser problemáticas si generan conflictos importantes en las relaciones familiares y si el manejo de las mismas por parte de los padres es inadecuado.

Si bien es cierto que la mayoría de los progenitores refieren la desaparición de las rabietas en torno a los 4 años, también lo es que un mal enfoque de estas, puede desembocar con el tiempo en otros problemas de conducta como el trastorno oposicionista desafiante o el trastorno por conducta antisocial.

Atender a la diferenciación, entre una actitud de desobediencia propia de la edad y del desarrollo evolutivo del niño, frente a la agresión como habilidad para la resolución de conflictos, es clave para la realización de una intervención eficaz.

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