miércoles, 27 de agosto de 2014

Trastornos de personalidad: un problema social y económico

La Asociación Británica de Psicología (British Psychological Society) publicó hace unos años un informe sobre los trastornos de personalidad, elaborado de la mano de reconocidos profesionales e investigadores en el área de estos trastornos.

El informe de 56 páginas, realizó una revisión detallada sobre distintos aspectos de los trastornos de personalidad, comenzando por ofrecer una conceptualización de los mismos, para pasar a analizar los posibles orígenes de estos trastornos y finalizar con su evaluación y abordaje.

Según indica este trabajo, los trastornos de personalidad pueden definirse como variaciones o exageraciones de atributos de personalidad en sí mismos normales. Continúa explicando que, con frecuencia, estos trastornos se han asociado con comportamientos antisociales, a pesar de que la mayoría de las personas con trastornos de esta índole no presentan conductas de este tipo. Afirma, así mismo, que son numerosas las personas con otros trastornos mentales que presentan simultáneamente problemas de personalidad y que esta comorbilidad puede reducir la efectividad de los tratamientos psicológicos que se ofertan a los pacientes.

El grupo de expertos señala, aludiendo a la investigación existente al respecto, que aproximadamente el 10% de la población general presenta problemas y síntomas que se corresponden con criterios diagnósticos para un trastorno de personalidad, así como que esas tasas aumentan significativamente cuando se habla de población psiquiátrica. Así, como indican estos expertos, aunque las cifras ofrecidas varían considerablemente entre estudios, algunos de éstos sugieren tasas de prevalencia en pacientes ambulatorios que sobrepasan el 80%.

Por el momento, indica el informe, se desconoce la existencia de una causa que por sí misma pueda explicar la aparición de un trastorno de personalidad, y apunta que en la génesis de este tipo de problemas se encuentra la combinación de factores biológicos, sociales y psicológicos. Continúa explicando, que se piensa que los sistemas de memoria relacionados con el self y los otros son centrales en los trastornos de personalidad y apunta que el desarrollo de estos sistemas depende de las experiencias de aprendizaje en las relaciones tempranas.

El primer paso para tratar un trastorno de personalidad, señala este grupo de expertos, es la evaluación de la personalidad, para lo que deben utilizarse instrumentos específicos y estructurados que cuenten con buenas propiedades psicométricas. Así mismo, recomiendan el uso de instrumentos de autoinforme y entrevistas semiestructuradas a la hora de establecer metas, mantener el foco en el proceso terapéutico, contribuir a la selección y sensibilidad de las estrategias de intervención y monitorizar el cambio.

Aunque existen pocos estudios controlados, la investigación sugiere, según esta revisión, que las terapias psicológicas permiten tratar con éxito estos trastornos. No se cuenta, sin embargo, con evidencia de la posible superioridad de algún tipo de abordaje frente a otro, ni de una posible mayor efectividad en la modalidad de tratamiento que se elija (ambulatoria, ingreso hospitalario...). En cualquier caso, lo que sí parece derivarse de este trabajo, es que los beneficios terapéuticos se hacen especialmente evidentes cuando el tratamiento es intensivo, a largo plazo, coherente a nivel teórico, está bien estructurado, se realiza integrado con otros servicios y se hace seguimiento.

Los esfuerzos para que el paciente se comprometa con la terapia desde el inicio y mantenga el "enganche" terapéutico durante la misma, así como la calidad de la alianza terapéutica conseguida se muestran como factores cruciales a la hora de determinar los resultados de la intervención.

Este trabajo de revisión presenta una serie de recomendaciones en relación al abordaje y las políticas sanitarias que deben tenerse en cuenta para el abordaje de estos trastornos. Entre las mismas resaltan la importancia de fomentar una política de gobierno que garantice el tratamiento de las personas con trastornos de personalidad en los servicios habituales de salud mental y forenses, así como la creación de equipos multidisciplinares especializados en estos trastornos a los que puedan tener acceso. Otra de las recomendaciones que plantea es la necesidad inminente de que estos servicios incorporen psicólogos clínicos y forenses, que tengan las competencias necesarias para la intervención con estos trastornos.

El informe completo (en inglés) puede encontrarse en la web de la Asociación Británica de Psicología, así como en el siguiente enlace.

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