Resulta falso, y peligroso, considerar que la adicción es resultado de factores genéticos o bioquímicos. Así lo advierte un artículo de revisión, publicado recientemente en la revista The Lancet Psychiatry este año 2015, y que lleva por título The brain disease model of addiction:is it supported by the evidence and has it delivered on its promises? (El modelo de enfermedad cerebral de la adicción: ¿está apoyado por la evidencia y ha cumplido sus promesas?).
Los autores del artículo, dirigidos por el profesor W. Hall de la Universidad de Queensland (Australia), pretenden llamar la atención de la comunidad científica, de los medios de comunicación y del público en general, del peligro que supone el protagonismo “exagerado” que se otorga a las causas biológicas al explicar el abuso de drogas y los problemas de adicción, ofreciendo un análisis crítico de las verdaderas evidencias existentes para defender este punto de vista.
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Tal y como se detalla al inicio del texto, la afirmación de que la adicción (al tabaco, al alcohol o a otras drogas) es una enfermedad de origen fisiológico viene derivada de un artículo publicado por el director del Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas de EE.UU. (US National Instituye on Drug Abuse, NIDA), Alan Leshner, en el año 1997. En este artículo, si bien se reconocía inicialmente que el consumo de drogas obedece a una elección voluntaria, se definía la adicción como una “enfermedad cerebral crónica y reincidente”, basando esta afirmación en los modelos de investigación con animales, que establecían que el consumo crónico de drogas produce una alteración neuroquímica cerebral que impide o dificulta que los individuos con adicción puedan frenar su consumo.
Una vez aclarado este aspecto, los autores pasan a revisar todos los estudios publicados, tanto en investigación animal, como con técnicas de neuroimagen y estudios genéticos aplicados al campo de la adicción, con el objetivo de esclarecer las evidencias que apoyan la afirmación de que la adicción está causada por una anormalidad biológica y que constituye, por tanto, una enfermedad cerebral. Además, los autores realizan una evaluación de los supuestos beneficios médicos y sociales que se atribuyen al modelo de enfermedad cerebral aplicado al campo de las adicciones (como, por ejemplo, una mayor inversión en búsqueda de tratamientos eficaces, ausencia de culpabilización del paciente, etc.).
Tras la revisión de las investigaciones con animales y con técnicas de neuroimagen, los autores concluyen que el modelo de enfermedad cerebral aplicado a las adicciones no cuenta con el apoyo científico esperado, lo que contrasta con su elevada “popularidad”. Asimismo, los autores advierten que este modelo no ha ayudado al desarrollo de tratamientos eficaces en adicciones (sino que más bien ha obstaculizado el desarrollo de otras áreas de intervención), y su impacto en el desarrollo de políticas públicas sobre los problemas de drogadicción ha sido modesto.
Específicamente, los autores señalan que:
En definitiva, los autores aclaran que la revisión no pretende ser una crítica a todos los estudios realizados desde la Neurociencia al campo de la adicción, sino a la interpretación y simplificación que se hace de este trabajo y que tiene una influencia determinante en el discurso popular sobre las adicciones en las revistas científicas y en los medios de comunicación de masas.
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Fuente:
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lunes, 23 de marzo de 2015
La adicción no es producto de factores genéticos o de un desequilibrio bioquímico
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