El estudio se llevó a cabo con 150 mujeres, con una edad media de 24 años, las cuales fueron distribuidas en tres grupos: un primer grupo lo constituyeron jóvenes diagnosticadas de anorexia o bulimia de tipo purgativo; un segundo grupo estuvo formado por mujeres que, sin estar diagnosticadas de algún trastorno de la alimentación, presentaban algunas conductas de restricción alimentaria; y un tercer grupo que sirvió como control.
Los resultados mostraron que casi el 50% de las jóvenes del primer grupo cumplían criterios diagnósticos para algún trastorno de la personalidad, principalmente de tipo evitativo y autodestructivo. Las mujeres del segundo grupo, en comparación con el grupo control, mostraban puntuaciones significativamente mayores tanto en aspectos relacionados con los trastornos alimentarios como de personalidad.
Según las propias autoras de este estudio, tal y como se recoge en el comunicado de prensa emitido por la universidad castellonense a diversos medios de comunicación, los resultados de este estudio pueden tener repercusiones importantes de cara al diseño de futuros tratamientos para los trastornos alimentarios. Una de esas consecuencias estaría relacionada con el componente preventivo, pues conocer las relaciones entre estos trastornos podría permitir, por una parte, la detección y atención precoz a personas con ciertas características de personalidad más susceptibles de padecer alguna enfermedad alimentaria de esta índole; y por la otra, evitar futuras recaídas, elaborando tratamientos más adecuados que tengan en consideración estas características de personalidad. En definitiva, el estudio evidencia la necesidad de diseñar tratamientos para la anorexia y la bulimia en los que se contemplen explícitamente componentes dirigidos a la atención de los trastornos de personalidad.
FUENTE: INFOCOP
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