Sin embargo, la globalización de Internet ha traído consigo una serie de peligros que pueden comprometer gravemente la seguridad de niños y jóvenes. Tal es el caso del ciberbullying, definido como “una conducta de acoso entre iguales en el entorno TIC, que incluye actuaciones de chantaje, vejaciones e insultos de niños a otros niños” (INTECO, 2009), que, si bien tiene raíces en el acoso “tradicional” (cara a cara), lleva asociadas características propias que lo hacen diferente de este último.
La incidencia del acoso escolar cibernético se ha visto incrementada de forma directamente proporcional a la expansión de las nuevas tecnologías. Sin embargo, según alerta un nuevo estudio publicado recientemente en la revista Psychology of Violence (Psicología de la Violencia) –publicación editada por la APA (Asociación Americana de Psicología-American Psychological Association), el bullying tradicional es más perjudicial que el cibernético, siendo la mezcla de ambos el peor tipo de acoso.
El estudio, titulado The Role of Technology in Peer Harassment: Does It Amplify Harm for Youth? (El rol de la tecnología en el acoso entre iguales: ¿incrementa el daño en los jóvenes?), se llevó a cabo con el propósito de examinar las características y el impacto emocional de los incidentes de acoso entre iguales, dependiendo del grado de participación de las nuevas tecnologías. Para tal fin, los autores contaron con una muestra de 791 jóvenes estadounidenses de edades comprendidas entre los 10 y los 20 años, a los que se entrevistó vía telefónica.
Los datos mostraron cómo el 34% de los encuestados reportó haber sufrido episodios de acoso entre iguales durante el pasado año: de los 311 incidentes descritos por los jóvenes, el 54% sucedió en persona, el 15% sólo a través de la tecnología, y el 31% fue mixto (es decir, se dieron ambos tipos de acoso).
Los jóvenes reportaron haber experimentado una mayor angustia ante los incidentes de acoso cara a cara que en aquellas situaciones en las que se había dado a través de las nuevas tecnologías, considerando estas últimas como “más fáciles de parar”.
Afirmaron también haber sufrido un mayor impacto emocional ante los incidentes mixtos, posiblemente debido, a juicio de los autores, a que el acoso se daba a través de múltiples ambientes, y porque, en estos casos, los acosadores solían a estar conectados socialmente con las víctimas.
A la luz de estos datos, los autores subrayan la importancia de centrar la atención en los incidentes “mixtos” de acoso entre iguales a la hora de identificar “experiencias más graves y perjudiciales”. Tal y como ha señalado la investigadora principal del estudio, Kimberly Mitchell, estos hallazgos sugieren que “centrarse únicamente en la tecnología como preocupación principal puede distraer a educadores y responsables políticos”, de otros tipos de maltrato entre iguales que siguen estando presentes, y pueden ser incluso más perjudiciales para los jóvenes, dado que hay “todo un rango de victimización entre iguales y de bullying”.
Para ver el estudio completo, pincha el siguiente enlace:
Mitchell, K.J., Jones L.M, Turner H.A., Shattuck, A. and Wolak, J. The Role of Technology in Peer Harassment: Does It Amplify Harm for Youth? Online First Publication, June 1, 2015
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