Justificando la necesidad de dicho debate, la OMS se hizo eco en su nota de prensa de los resultados de un estudio publicado en el mes de marzo en la revista The Lancet Psychiatry, y financiado por dicha organización, en el que se pone en evidencia que la depresión y la ansiedad suponen un coste para la economía mundial de 1 trillón de dólares cada año. El estudio también realiza la primera estimación mundial de la rentabilidad económica que implicaría invertir en tratamientos para estos trastornos de salud mental, concluyendo que los beneficios de dicha inversión son 4 veces superiores al gasto que conllevan, es decir, que por cada dólar invertido en tratamientos eficaces se recuperarían 4, debido a los beneficios derivados en la mejora de la salud y en la mejora de la productividad laboral.
Según el estudio, titulado Scaling-up treatment of depression and anxiety: a global return on investment analysis (Aumentar el tratamiento de la depresión y la ansiedad: un retorno mundial en el análisis de inversión), cerca del 10% de la población mundial (615 millones de personas) presenta un trastorno de depresión o ansiedad, representando un 30% de la carga económica mundial derivada de enfermedades no contagiosas.
Al analizar su incidencia en un periodo de 23 años (entre 1990 y 2013) se observa que estos trastornos han experimentado un aumento del 50% en todo el mundo. Este considerable incremento junto con las recientes emergencias humanitarias y conflictos bélicos, justifican aún más la necesidad de responder a esta creciente demanda mundial, ya que según la OMS, 1 de cada 5 personas afectadas por una situación de emergencia experimentan trastornos de ansiedad y depresión.
El estudio, que realiza una estimación del coste mundial que supondría la inversión en tratamientos para estos trastornos mentales comunes durante los próximos 15 años, establece que el asesoramiento psicosocial y el tratamiento farmacológico supondrían un gasto de 147.000 millones de dólares, si bien se compensarían con creces al verse incrementados con esta medida los beneficios en la mejora de la salud (310.000 millones de dólares) y en la productividad laboral (399.000 millones de dólares).
Según manifiesta Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “sabemos que el tratamiento de la depresión y la ansiedad tiene sentido desde el punto de vista de la salud y el bienestar, pero este nuevo estudio confirma que también lo tiene desde una perspectiva económica”.
Los resultados del estudio y los encuentros celebrados en el marco del Fondo Monetario Internacional pretenden, de esta manera, romper con la tendencia generalizada de los gobiernos de dejar de lado la atención a la salud mental, para situarla en la primera línea de acción, impulsando el desarrollo de programas de prevención y tratamiento eficaces. Tal y como aparece recogido en la nota de prensa de la OMS, los datos proporcionan “argumentos sólidos para aumentar las inversiones en servicios de salud mental en todos los países, independientemente de su nivel de ingresos”.
Fuente: OMS / INFOCOP
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