“La salud mental es un factor clave para el bienestar y representa una carga de enfermedad importante para la sociedad”.
Así lo afirma la última Encuesta Nacional de Salud (ENSE 2017), realizada por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social con la colaboración del Instituto Nacional de Estadística, una investigación de periodicidad quinquenal que permite conocer numerosos aspectos de la salud de los ciudadanos a nivel nacional y autonómico, y planificar y evaluar las actuaciones en materia sanitaria. A través de 3 cuestionarios (a saber, hogar, adulto y menor) se aborda de forma integrada diversos temas de especial relevancia, tales como, las enfermedades crónicas y sus factores de riesgo, la salud mental, los programas de detección precoz del cáncer o los estilos de vida relacionados con la salud, entre otros.
Los datos obtenidos corresponden a 29.195 entrevistas realizadas entre octubre de 2016 y octubre de 2018, 23.089 en adultos (15 y más años) y 6.106 en menores (0-14 años).
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A continuación presentamos algunas de las principales conclusiones que se desprenden de esta encuesta:
La ENSE 2017 refleja el envejecimiento de la población residente en España.
En relación con la salud percibida, si bien la valoración positiva de la salud en el conjunto de la población apenas ha variado, el análisis por edad indica que, aproximadamente en todos los grupos, se ha producido un aumento marcado de la población que valora positivamente su salud: el 74% de la población valoró su salud positivamente (muy buena o buena).
Los datos revelan que esta percepción positiva de la salud decrece con la edad, siendo “la caída más brusca con respecto al grupo decenal anterior” en el grupo de 75-84 años. Al observar la evolución de la percepción favorable en cada grupo de edad se aprecia una mejora en todos ellos excepto el de 75 y más años.
Se observa una gran heterogeneidad social en la valoración positiva de la salud.
Aumenta la prevalencia de enfermedades crónicas, los factores de riesgo cardiovascular metabólicos (diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia, obesidad…) y las enfermedades del aparato locomotor (artrosis, dolor lumbar), y también se incrementa la población con limitaciones y discapacidad funcional.
Concretamente, la hipertensión se erige como el problema de salud más frecuente, referido por el 19,8% de la población. Por su parte, se observa como la prevalencia de diabetes casi se ha duplicado en España entre 1993 (4,1%) y 2017 (7,8%).
En relación con la obesidad, se detecta un aumento continuo, afectando ya al 17,4% de la población adulta (18 y más años). Según los datos, si se consideran la obesidad y el sobrepeso de forma conjunta, más de la mitad (54,5%) de los adultos tiene exceso de peso en España.
Asimismo, en 2017 continúa el incremento paulatino de la prevalencia de la obesidad infantil, que alcanza ya a más de uno de cada diez menores (10,3% en 2-17 años), ligeramente superior a la de 2011 (9,6%).
Los autores de la encuesta identifican la alimentación como uno de los principales factores relacionados con la obesidad.
Con respecto a la actividad física, las cifras indican que el 35,3% de la población entre 15 y 69 años no alcanza el nivel de actividad física saludable recomendado por la OMS. A este respecto, el informe es tajante: “en España la vida laboral es ya principalmente sedentaria”: hombres y mujeres admiten pasar la mayor parte de su actividad principal sentados, en proporciones similares (38%). Se mantiene el aumento en las actividades principales mayoritariamente sedentes observado en 2011.
El 37,8% de la población de 15 y más años admite ocupar su tiempo libre de forma casi completamente sedentaria (leer, ver la televisión, ir al cine, etc.), empero, en conjunto parece observarse una tendencia descendente.
No obstante, los autores advierten de que el 73,9% de la población infantil (1-14 años) pasa a diario una hora o más de su tiempo libre entre semana frente a una pantalla, incluyendo ordenador, tablet, TV, vídeos, videojuegos o la pantalla del teléfono móvil. Más de uno de cada dos pequeños de 1 a 4 años pasa más de una hora.
En lo que se refiere a la salud mental, el informe considera que un factor clave para el bienestar, representando una carga de enfermedad importante para la sociedad. Una de cada diez personas de 15 años o más afirma haber sido diagnosticada de algún problema de salud mental. Entre las enfermedades o problemas de salud mental más frecuentes se encuentra la ansiedad y la depresión. Atendiendo a los datos, el 6,7% de los adultos refiere padecer ansiedad crónica (4,3% de los hombres y 9,1% de las mujeres); igual proporción se observa entre aquellos que revelan tener depresión (6,7%), hallándose la misma discrepancia entre géneros que en la ansiedad: más del doble en mujeres (9,2%) que en hombres (4%).
Los datos revelan diferencias en función de la situación laboral, detectándose el doble de prevalencia de depresión entre quienes se encuentran en situación de desempleo (7,9%) frente a los que están trabajando (3,1%), así como en el caso de la ansiedad crónica (9,4% vs 4,4%).
Se observa un consumo de tranquilizantes, relajantes o pastillas para dormir en el 10,7% de la población (13,9% en mujeres y 7,4% de los hombres), y de antidepresivos o estimulantes entre el 4,8% (6,7% de las mujeres y 2,7% de los hombres).
Un 5,4% de la población refiere haber acudido al psicólogo, psicoterapeuta o psiquiatra en los últimos 12 meses, 6,1% de las mujeres y 4,6% de los hombres.
De forma específica, en la población infanto-juvenil la prevalencia de trastornos de la conducta (incluyendo hiperactividad) es de 1,8%, la de trastornos mentales (depresión, ansiedad) 0,6%, igual porcentaje que el de los trastornos del espectro autista (solo de 3-14 años), 0,6%, recogido por primera vez en esta encuesta.
La encuesta ha detectado un aumento en el uso de servicios sanitarios, que, según sus autores, “ha de interpretarse en este contexto de aumento de la esperanza de vida”. La consulta médica de atención primaria, las urgencias, el uso del hospital de día, las visitas al fisioterapeuta, a la enfermera y al dentista, todos ellos se incrementan, y también quienes refieren inaccesibilidad a la atención médica por lista de espera.
En cambio, los determinantes de la salud en general mejoran suavemente: aumenta la actividad física y también la lactancia natural y el consumo de fruta, mejora el tabaquismo, se reduce el consumo habitual de alcohol –más evidente en jóvenes, aunque destaca el consumo intensivo de riesgo que siguen haciendo.
Las diferencias de problemas crónicos entre hombres y mujeres son sustanciales, generalmente ellas con peor salud (trastornos musculo esqueléticos, del estado de ánimo, asma…) y mayor uso de servicios, aunque en lo referente a estilos de vida presentan mejores indicadores (tabaco, alcohol, sobrepeso…). Las diferencias se igualan a los 85 y más años.
Se puede acceder a los resultados de la Encuesta desde la página Web del Ministerio, o bien directamente a través del siguiente enlace:
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