Tal y como señalan ambas organizaciones, es la primera vez que se comparan, en nuestro país, las distintas percepciones de profesionales médicos y pacientes y acompañantes sobre aspectos como la comunicación médico-paciente, la participación en la toma de decisiones, la información que existe sobre la enfermedad y el tratamiento, el soporte que prestan las asociaciones, las ayudas sociales a las que se tiene acceso y la asistencia psicológica, entre otros aspectos.
- Los resultados revelan que pacientes, acompañantes y profesionales sanitarios perciben de distinto modo la necesidad de fuentes informativas fiables sobre la enfermedad y el tratamiento.
La facilidad de acceso a información sin fundamento científico ni clínico destaca la relevancia de que sean los profesionales sanitarios quienes guíen a los pacientes en este proceso. A pesar de ello, los autores llaman la atención ante “la relativa pasividad de los oncólogos médicos” en esta cuestión, ya que dos de cada tres oncólogos médicos no recomiendan de forma habitual fuentes de información a sus pacientes.
- El informe destaca “notables discrepancias” entre pacientes y oncólogos médicos, con respecto a la oferta de una segunda opinión por parte del oncólogo médico. Si bien el derecho del paciente a solicitar y recibir una segunda opinión clínica está recogido en la mayoría de las legislaciones autonómicas en materia de salud, y de que a la gran mayoría de pacientes y acompañantes les gustaría disponer de esta oportunidad, los datos muestran que solamente uno de cada diez pacientes manifiesta recibirla, una afirmación que contrasta con lo indicado por los oncólogos médicos, dado que el 62,5% de éstos manifiestan que ofrecen habitualmente dicha oportunidad, lo que, a juicio de los autores, evidencia un problema en la comunicación médico-paciente.
- El documento detecta también “lagunas en la comunicación médico-paciente” al analizar la participación del paciente en la toma de decisiones sobre su enfermedad y tratamiento. Prácticamente todos los oncólogos médicos (un 95,5%) manifiestan ofertar de forma habitual esta oportunidad a sus pacientes, pero menos de la mitad de los pacientes recién diagnosticados indica haber recibido esta oferta. Según señala el informe, esta significativa discrepancia pone de manifiesto un problema en la transmisión y recepción de la información, así como “la necesidad de protocolizar el proceso de toma de decisiones compartidas”, incluyendo mecanismos que aseguren la correcta comunicación oncólogo-paciente.
A este respecto, los datos muestran también divergencias significativas en la percepción de la capacitación del paciente para tomar decisiones: aunque es cierto que la sensación de capacitación del paciente aumenta con el tiempo y la evolución de la enfermedad, el oncólogo médico tiende a percibir una mayor capacitación en el paciente de la que él mismo manifiesta.
- A razón del informe, el apoyo psicológico es uno de los aspectos que con mayor frecuencia se recoge en la literatura como fuente de insatisfacción para los pacientes y los acompañantes. En línea con la evidencia existente de que, aproximadamente, un 40% de las personas diagnosticadas de cáncer presentan trastornos emocionales, el informe confirma la dimensión del problema: tan solo el 21,3% de los oncólogos médicos y el 31,4% de los enfermeros afirman ofrecer soporte psicológico de manera rutinaria.
Todo ello, a pesar de que el 94,2% de los pacientes, el 97,4% de los acompañantes, el 85,4% de los oncólogos médicos y el 97,1% de los enfermeros valoran positivamente la atención por un psicólogo del servicio de Oncología Médica.
- Según se desprende del documento, aunque las asociaciones de pacientes y grupos de apoyo tienen un gran potencial de soporte, su visibilidad en el hospital es todavía reducida. La recomendación de los servicios de las asociaciones no está incorporada de manera habitual en la práctica asistencial de oncólogos y enfermeros. A este respecto, los datos muestran diferencias significativas sobre pautas de actuación y valoración de los recursos de soporte: aun cuando el 80,9% de los oncólogos médicos considera que las asociaciones son útiles, solo el 16,7% las recomienda.
Ante esto, el informe señala la conveniencia de una mayor implicación por parte de los profesionales sanitarios en la recomendación de asociaciones de pacientes y grupos de apoyo, dirigiendo a pacientes y acompañantes de manera preferente y selectiva hacia aquellas organizaciones que hayan demostrado de manera contrastada y sostenida un beneficio real para el paciente oncológico.
- El documento aporta también información de interés de cara al rol que deberían jugar los trabajadores sociales en la atención de las necesidades sociales de los pacientes con cáncer y sus acompañantes. Los autores del estudio lamentan que, pese a que el trabajo social “es un apoyo profesional fundamental para garantizar la continuidad asistencial, el rol de este perfil tampoco es tenido en cuenta y existe un claro desconocimiento sobre este servicio”: a tan solo uno de cada diez pacientes se les ofrece la oportunidad de recibir los servicios de los trabajadores sociales en su hospital y únicamente el 8% ha contactado con ellos.
Asimismo, aunque el trabajo social es un apoyo profesional fundamental para garantizar la continuidad asistencial, solamente la mitad de los oncólogos y un tercio de los enfermeros entrevistados considera que las relaciones con los trabajadores sociales son fluidas: solo una minoría de trabajadores sociales participa en la intervención clínica como parte del equipo asistencial.
En base a las conclusiones anteriores, el estudio establece una serie de recomendaciones, tales como, garantizar que el paciente recibe la oferta de una segunda opinión en el hospital y de participar en la toma de decisiones sobre su tratamiento, u ofrecer soporte psicológico y actividades de apoyo psicológico de forma rutinaria por parte de los profesionales sanitarios en el hospital, entre otras.
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