lunes, 21 de octubre de 2019

Impacto de las redes sociales sobre la salud mental de los jóvenes



En los últimos años, el aumento en el uso de las redes sociales y su impacto en la salud mental de los jóvenes se ha convertido en un tema de especial relevancia y preocupación. En esta línea, han surgido una serie de revisiones y estudios relativos al rol que juegan las redes sociales en la salud y la seguridad física y mental de niños y adolescentes.

A este respecto, el Centro de Salud Mental de Reino Unido (Centre for Mental Health) -organización no gubernamental dedicada a la promoción de la salud mental en este país-, ha publicado un informe a través del cual recoge la evidencia existente en torno a su impacto (y la naturaleza positiva o negativa del mismo), sobre el bienestar de los jóvenes, analizando el modo en que podrían mitigarse los riesgos que conllevan los medios sociales, y como éstos pueden aprovecharse positivamente en pro de la mejora de la salud mental y el bienestar.

Según el informe, la investigación sobre el impacto negativo de las redes sociales ha identificado una serie de riesgos potenciales interrelacionados:
Adicción
Algunos estudios han encontrado evidencia de que los jóvenes pueden desarrollar adicción al uso de las redes sociales. Se estima que esta adicción afecta a alrededor del 5% de los adolescentes y se ha descrito como potencialmente más adictiva que el consumo de alcohol y cigarrillos (Jenner, 2015; Hofmann, Vohs, Baumeister, 2012).
Algunos estudios cualitativos han revelado que la dependencia de las redes sociales puede tener consecuencias como problemas en los hábitos de sueño de los jóvenes, a menudo en detrimento de su desempeño en la escuela y durante los exámenes (Royal Society for Public Health [RSPH], 2018; O'Reilly et al., 2018). Un aspecto predominante en la adicción a las redes es la comprobación compulsiva, definida como el “impulso para verificar mensajes y mantenerse actualizado”, y que se relaciona con el fenómeno conocido como “miedo a perderse algo” o FOMO (Fear of Missing Out). Según una encuesta realizada en 2016, el FOMO tiene serias consecuencias sobre los hábitos del sueño (pérdida de horas de sueño debido al uso de las redes, dificultad para relajarse por la noche después de usarlas, etc.) (Scott, Bielo, Gardani, y Cleland Woods, 2016). Este impacto negativo sobre el sueño afecta al bienestar mental: la pérdida de sueño derivada de la adicción a las redes sociales puede conducir a una peor salud mental, y ésta puede conllevar una pérdida del sueño y un uso intensivo de las redes sociales).
Comparaciones inútiles
Compararse persistentemente con las vidas de otras personas puede afectar a la salud mental. Una amplia variedad de estudios han señalado que el uso de las redes sociales está fuertemente asociado con una autoestima y autoimagen negativas. Concretamente, se ha demostrado que la “idealización” de la imagen corporal tiene un impacto perjudicial sobre la autoestima, principalmente entre las mujeres jóvenes, en la medida en que 9 de cada 10 adolescentes afirman no estar satisfechas con su cuerpo (RSPH, 2017; Tiggeman y Slater, 2013).
La difusión de imágenes manipuladas en las plataformas de redes sociales puede perpetuar expectativas poco realistas, impactando perjudicialmente en la autoestima cuando estas no se cumplen. Las llamadas "comunidades extremas" (Bell, 2007) corren el riesgo de trivializar y, por extensión, normalizar, problemas de salud muy reales, como el suicidio y las autolesiones.
Envidia
Los sentimientos de envidia que puede suscitar Facebook han sido objeto de una serie de investigaciones, centrándose especialmente en el impacto del "seguimiento pasivo" en las redes sociales (esto es, usuarios que no suelen publicar pero utilizan la red para “vigilar” al resto de usuarios, lo que puede conllevar sentimientos de envidia). Algunos estudios han identificado asociaciones entre este uso problemático de las redes sociales y la depresión, que se agrava con un mayor uso.
El concepto de "Miedo a perderse" (FOMO) ha pasado a primer plano como un fenómeno psicológico con implicaciones multifacéticas para el bienestar mental de los jóvenes. El FOMO se describe como una aprehensión generalizada de que otros podrían estar teniendo experiencias gratificantes en las que uno no participa, y que se caracteriza por el deseo de estar continuamente conectado con lo que otros están haciendo. De este modo, el “Miedo a perderse” se relaciona de forma inversamente proporcional con la intensidad del uso de las redes sociales. La necesidad de estar continuamente conectado con lo que otras personas están haciendo (para evitar perderse), puede causar sentimientos de ansiedad, incompetencia y angustia, sentimientos que se agravan porque las personas constantemente están al tanto de las actividades de sus amigos y familiares (RSPH, 2017; Przybylski, Murayama, De Haan, y Gladwell, 2013).
Sustitución de la interacción social
Algunos estudios manifiestan que los jóvenes que muestran rasgos de ansiedad social utilizan las redes sociales con fines de autopresentación (Casale y Fioravanti, 2015). Estas redes brindan oportunidades para que las personas con ansiedad social puedan cubrir necesidades insatisfechas, resolviendo una incapacidad -a menudo significativa- para relacionarse socialmente fuera de la red. A su vez, esto desalienta las interacciones sociales fuera de la red, “en el mundo real”, agravándose los problemas de soledad y afectando al bienestar mental de los jóvenes.
Ciberbullying
El ciberacoso es el tipo de daño online que más molesta a los jóvenes (el 85% de los que han sido víctimas, informan estar molestos por ello) (Hasebrink, Görzig, Haddon, Kalmus, y Livingstone, 2011). Varios estudios han evidenciado asociaciones robustas entre el ciberacoso y la salud mental, específicamente en términos de suicidio y autolesión (Daine et al., 2013).
El papel de las redes sociales para mejorar la salud mental
A tenor de las diversas investigaciones, el informe recoge dos maneras en las que el uso de las redes sociales puede ser beneficioso para la salud mental de los jóvenes. La primera es la construcción del capital social: crear y mantener conexiones entre las personas, fomentando la comunicación activa y, de este modo, reducir la soledad. Esto beneficia a aquellas que utilizan las redes sociales para comunicarse activamente con los demás. Cabe señalar, que plataformas como YouTube han mostrado tener un impacto positivo neto en el bienestar mental de los jóvenes, obteniendo elevadas puntuaciones en autoexpresión, conciencia, la identidad propia y la construcción de la comunidad (ver RSPH, 2017).

El segundo efecto beneficioso se relaciona con el aumento de la autoestima, al presentar una versión positiva de nosotros mismos ante el mundo y nuestras redes. Si bien no queda claro si estos beneficios potenciales se mantienen a largo plazo, si existen impactos diferenciales relacionados con la vulnerabilidad de una persona o si pueden volverse adictivos.

El informe considera esencial abordar estas cuestiones para comprender el modo en que las redes sociales pueden impulsar eficazmente la autoestima y el capital social en aquellos jóvenes en riesgo. A este respecto, señala las ventajas de las plataformas online y los foros sociales, al ofrecer la oportunidad de compartir experiencias similares con otras personas. De este modo, para los jóvenes con problemas de salud mental que tienen dificultades para encontrar apoyo en su entorno, las redes sociales pueden actuar como una herramienta útil, brindando la posibilidad de compartir sus experiencias con otras personas con las que pueden empatizar y relacionarse.

Las redes sociales, así como Internet en general, también pueden ser una herramienta útil para la búsqueda de información. Según indica el informe, el uso de las redes sociales también podría aprovecharse en un futuro como una herramienta para promover la búsqueda de ayuda para la salud mental. Tal y como se menciona en el informe "Status of Mind" de la RSPH, las plataformas de medios sociales tienen el potencial de mejorar el conocimiento sobre la salud mental, a través del acceso a las experiencias de salud de otras personas y a la información especializada sobre la salud, además de facilitar campañas y promover eficazmente la autoexpresión.

Emprender medidas para mejorar el bienestar y reducir el riesgo
Muchas de las principales empresas de medios sociales ya han tomado una serie de medidas para apoyar el bienestar entre sus usuarios y reducir los riesgos. A modo de ejemplo, Facebook ha introducido medidas que incluyen ayudar a los usuarios a encontrar grupos de apoyo, fomentar una comunicación más directa entre amigos cercanos, servicios de gestión de crisis a través de Messenger y actualización de las herramientas de prevención del suicidio.

Para el Centro de Salud Mental, crear oportunidades para ayudarse entre sí y obtener apoyo puede ser un paso importante para las personas que experimentan dificultades. En esta línea, si bien las herramientas de autoayuda digital para jóvenes aún se encuentran en una etapa temprana de evaluación de su eficacia, parecen ser muy prometedoras. Asimismo, un número creciente de servicios ofrece apoyo psicológico online a través de terapeutas capacitados. Una acción clave es impulsar la educación a los jóvenes sobre el uso saludable de las redes sociales, evitando los riesgos potenciales. A su juicio, “dado que las redes sociales ahora son un importante facilitador de la interacción humana, es vital que los usuarios conozcan su lenguaje y sus diversos matices”.

El informe concluye recomendando el papel fundamental tanto de los legisladores en políticas de salud mental, como de grupos de expertos y organizaciones, y la importancia de trabajar de forma conjunta para producir una estrategia de prevención que aborde el impacto negativo de las redes sociales, y fomente a su vez, los aspectos positivos.

El documento se encuentra disponible (en inglés) en la página Web del Centro, o bien directamente a través del siguiente enlace: Social media, young people and mental health

Las referencias del informe, se pueden consultar aquí: REFERENCIAS

FUENTE: INFOCOP

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