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Las pandemias tienen efectos concretos sobre el bienestar psicológico, sin embargo dichos efectos son menos conocidos en niños y adolescentes (Lee et al., 2020). Se ha visto cómo las cuarentenas y confinamientos se imponen como una de las estrategias más empleadas para controlar y frenar el avance de la pandemia en todo el mundo, sin embargo estas pueden acarrear importantes consecuencias para salud mental (Wang et al., 2020). Un año después de que la pandemia de la COVID-19 azotase España en marzo de 2020, se han llevado a cabo diversos estudios con la intención conocer cómo esta situación afectó a niños y adolescentes. Tenemos algunas evidencias acerca de las problemáticas y complicaciones más inmediatas que se detectaron tras la pandemia pero todavía falta perspectiva sobre sus efectos en el medio y largo plazo. |
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Responder a estos interrogantes es importante para poner en marcha estrategias de control de la pandemia que sean más conciliadoras con la salud mental de niños y adolescentes. En concreto, entre la población infantil y juvenil más vulnerable se encuentran aquellos niños que han perdido el cuidado parental o que proceden de familias en riesgo y sobre los que existe escasa evidencia que aborde cómo la crisis social y sanitaria de la COVID-19 ha impacto en su bienestar. Para tomar perspectiva, sobre cómo niños y adolescentes se han visto afectados por la COVID-19 en España, es importante conocer cómo estaban antes de la pandemia. Una alternativa para comprender lo sucedido consiste en tomar como referencia hechos pasados. Para ello, se observaron los datos que el Ministerio de Sanidad recoge en la Encuesta Nacional de Salud de España, la cual se lleva a cabo desde 1987 y cuya última actualización es del año 2017 (Instituto Nacional de Estadística, 2017). En dicho estudio se evalúa el bienestar psicológico de niños y adolescentes de toda España y cómo perciben su propia calidad de vida. Los resultados de este estudio son un buen indicador del nivel general de salud mental de niños y adolescentes en España y constituyen una buena referencia de cómo se encontraban antes de la pandemia. Replicar la misma evaluación y comparar los resultados tomados en 2020 con los del 2017 sirvió para indagar sobre el efecto de la pandemia en niños y adolescentes. 459 niños y adolescentes atendidos por Aldeas Infantiles SOS en España y procedentes de entornos vulnerables fueron evaluados siguiendo el procedimiento de la Encuesta Nacional de Salud. Entre los evaluados, un grupo formaba parte del Sistema de Protección por haber perdido de forma temporal o permanente el cuidado de sus padres y el otro recibía apoyo para prevenir dicha separación. Los principales hallazgos del estudio fueron: Bienestar psicológico: Los niños y niñas más vulnerables son más propensos a sufrir efectos negativos por el confinamiento en su bienestar psicológico Es posible que el periodo de confinamiento haya tenido un efecto negativo en el bienestar psicológico de niños y jóvenes. Se ha observado que el bienestar psicológico de niños y adolescentes españoles fue mayor en épocas anteriores a la pandemia, y que los evaluados en este estudio obtuvieron un nivel de bienestar psicológico inferior a lo deseado. Hay que tener en cuenta, que los niños y adolescentes que participaron en esta encuesta no solo tuvieron que hacer frente a los retos inherentes a la pandemia, sino que dada su procedencia, parten de una situación de vulnerabilidad mayor que la de otros niños de su edad (Bronsard et al., 2016). Estos resultados indican que el confinamiento ha podido jugar un papel relevante en el bienestar psicológico de niños, niñas y adolescentes y que, aquellos que se encuentran en situación de vulnerabilidad pueden ver afectado su bienestar más que el resto. Calidad de vida: Los niños y niñas más vulnerables consideran que su calidad es buena incluso durante el confinamiento Los niños y jóvenes atendidos por Aldeas Infantiles, consideran que su calidad de vida no se ha visto afectada a pesar del confinamiento y la crisis social y sanitaria de la COVID-19. Además, se muestran igual de satisfechos con su calidad de vida que niños y adolescentes españoles de su misma edad. Esto parece indicar que, a pesar de las dificultades que atraviesan estos niños y adolescentes, las diferentes modalidades de cuidado y atención (centros residenciales, acogimiento familiar, programas de prevención… etc.) han sido eficaces a la hora de protegerles y fortalecerles durante la pandemia, haciendo que en la actualidad se encuentren al mismo nivel que el resto de niños y adolescentes españoles. Cabe aclarar que, aunque el bienestar psicológico y la calidad de vida están relacionados, son independientes, de manera que hay personas que aun teniendo problemas psicológicos consideran que su calidad de vida es buena. Lo mismo sucede con el bienestar físico, pues se sabe que personas con enfermedades crónicas, aun a pesar de padecer la enfermedad, consideran que su calidad de vida es buena. Un cuidado de calidad como factor de protección frente a situaciones de alta vulnerabilidad En situaciones adversas y de incertidumbre, se ha visto que recibir un cuidado de calidad actúa como un factor de protección frente a problemas de salud mental o percepción de calidad de vida, de forma que como se ha visto en este y otros estudios (Gander et.al, 2019), niños que pertenecen al Sistema de Protección y han perdido el cuidado parental pueden obtener resultados similares a los de la población general. El artículo completo puede encontrarse en Psicothema: Vallejo-Slocker,L., Fresneda, J. y Vallejo, M.A. (2020). Psychological Wellbeing of Vulnerable Children During the COVID-19 Pandemic [Bienestar Psicológico de Niños Vulnerables Durante la Pandemia del COVID-19]. Psicothema, 32(4), 501-507. | ||||
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