Transcurrido un año desde el inicio de la pandemia por COVID-19, la Confederación Salud Mental España ha lanzado una importante campaña para visibilizar el aumento de los problemas de salud mental de la población en este periodo y la precariedad de los servicios y recursos destinados a la salud mental en nuestro país. El objetivo de la campaña es presionar a los responsables políticos para conseguir su compromiso en la mejora de la dotación de recursos públicos para la salud mental, de forma que se pueda dar una respuesta acorde a las demandas que está presentando la población española. En el marco de esta campaña, denominada “Salud mental y COVID-19”, la Confederación Salud Mental España ha publicado un documento titulado “Salud mental y COVID-19. Un año de pandemia”, del que ya hablamos en Infocop (ver aquí), junto con un manifiesto y una serie de infografías que recogen los aspectos fundamentales de la campaña de sensibilización.
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Tal y como advierte la Confederación Salud Mental España en el manifiesto realizado tras la revisión de los estudios sobre impacto de la salud mental del COVID-19, “sin duda, nos encontramos en una situación crítica de aumento de la demanda en la atención a la salud mental, a pesar de que dicha atención tiene grandes carencias de recursos humanos y económicos, tanto a nivel de nacional como global”. Por este motivo, desde la Confederación reclaman el apoyo de la población general a esta campaña, en la que solicitan el aumento urgente de los recursos públicos dedicados a la salud mental, el acceso global, gratuito y universal a esta cobertura e incrementar las medidas de apoyo psicológico y acompañamiento personalizado, así como la promoción de la salud mental de personas con trastorno mental y de los profesionales que prestan dicha atención. Puedes leer el manifiesto íntegro a continuación: Manifiesto “Salud mental y COVID-19. Un año de pandemia” Confederación Salud Mental España La pandemia por COVID-19 ha provocado no solo daños en la salud física de las personas contagiadas y un elevado número de muertes en todo el mundo, sino que ha tenido (está teniendo) importantes consecuencias en los ámbitos social y económico, tanto a nivel mundial como local. En Europa, según la OMS, los problemas de salud han aumentado durante la pandemia, con un claro aumento en los niveles de ansiedad y estrés. Varias encuestas muestran que alrededor de un tercio de las personas adultas adultos reporta niveles de angustia. Entre la población más joven, esa cifra llega a 1 de cada 2 personas. Los problemas de salud física, el aislamiento, la falta de contacto social, la dificultad en la conciliación con la vida personal, los cambios de hábitos, los problemas laborales, etc. empiezan a “pasar factura” a la salud mental de la población. En España, y según datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en este primer año de pandemia, un 6,4% de la población ha acudido a un profesional de la salud mental por algún tipo de síntoma, el mayor porcentaje (un 43,7%) por ansiedad y un 35,5% por depresión. Más del doble de las personas que han acudido a estos servicios de salud mental son mujeres. Las desigualdades y discriminaciones en el ámbito profesional, la carga de responsabilidades familiares y de cuidado o la violencia de género, han sido algunos de los principales factores que ha provocado o agravado los problemas de salud mental en la población femenina. Un estudio realizado en varios centros hospitalarios indica que, en los meses de la pandemia, la prevalencia de la ansiedad en las mujeres ha sido del 33% y la de la depresión, del 28%, y uno de los principales factores de riesgo de sufrir ansiedad y depresión es ser mujer. Al factor del género, se suma también el económico como otro determinante de una peor salud mental. La encuesta del CIS revela que el porcentaje de personas de clase baja que se han sentido decaídas, deprimidas o sin esperanza durante la pandemia, casi duplica al de aquellas que se identifican con la clase alta (32,7% frente a 17,1%). Destaca igualmente la prescripción de consumo de psicofármacos, de un 3,6% en la clase alta, frente a un 9,8% de la clase baja. Para las personas jóvenes, este año de pandemia ha resultado también increíblemente difícil. Las personas de 18 a 34 años son las que han frecuentado más los servicios de salud mental, han tenido más ataques de ansiedad, más síntomas de tristeza y han sido las personas que más han modificado su vida habitual debido a esta situación. Por último, cabe señalar la especial vulnerabilidad de las personas con problemas de salud mental, anteriores a la pandemia. Un estudio desvela que el 6,3% de las personas con un trastorno mental grave en España, participantes en dicho estudio, necesitaron ingreso en Unidad de Agudos y el 21,4% tuvo que aumentar la medicación. Sin duda, nos encontramos en una situación crítica de aumento de la demanda en la atención a la salud mental, a pesar de que dicha atención tiene grandes carencias de recursos humanos y económicos, tanto a nivel de nacional como global. La OMS advierte de que el 93% de los países ha visto cómo la pandemia paralizaba o afectaba a sus servicios de salud mental, ya de por sí lastrados por un déficit crónico de financiación. Estos son solo algunos de los muchos datos que ya se manejan en relación con el empeoramiento de la salud mental de la población, motivo por el que desde la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA reclamamos que se tomen medidas de urgencia para abordar la salud mental de la población, priorizando los aspectos que detallamos a continuación. Reivindicaciones y propuestas del movimiento asociativo salud mental España En el marco de la campaña ‘Salud mental y COVID-19. Un año de pandemia’, SALUD MENTAL ESPAÑA expone sus reivindicaciones y propuestas, para mejorar la salud mental de la población, mermada por la pandemia del COVID-19. En este sentido, reclamamos:
Más información aquí. FUENTE: INFOCOP |