No es la falta de información lo que hace que los jóvenes consuman drogas, por lo que los programas de prevención basados en facilitar información sobre el uso de sustancias no son eficaces e incluso pueden tener efectos iatrogénicos. Así lo advierte el Documento de posicionamiento de la Sociedad Europea para la Investigación en Prevención (European Society for Prevention Research - EUSPR), una organización que promueve el desarrollo de la ciencia de la prevención y su aplicación a la práctica para promover la salud y el bienestar humanos a través de investigaciones de alta calidad, intervenciones basadas en evidencia, políticas y prácticas. |
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Mediante dicho posicionamiento, la EUSPR muestra su preocupación ante programas que, bajo la denominación de “programas de prevención”, se están aplicando de manera extendida en el contexto europeo y que no cuentan con respaldo científico, por lo que “invita a los responsables políticos y a los legisladores sobre drogas a cuestionar este tipo de estrategias y utilizar la evidencia de efectividad como criterio para la implementación de programas de prevención dirigidos a nuestros jóvenes, y considerar alternativas eficaces y menos costosas”. En concreto, la EUSPR alerta sobre las llamadas “tácticas de choque”, unas intervenciones en las que se facilita información a los niños y adolescentes sobre las consecuencias del uso de sustancias a través de imágenes o testimonios, incluidos de ex consumidores. “Dichas tácticas son ineficaces y costosas”, y peor aún, “pueden ser dañinas y provocar reacciones opuestas a las que se buscan (por ejemplo, aumentar el interés para iniciarse en el uso de sustancias)”, alerta la EUSPR. Tal y como aclara en el documento, no existe evidencia científica que identifique la falta de información o la falta de concienciación sobre los peligros del uso de drogas como factor de riesgo para el consumo de drogas. Todo lo contrario: “los estudios sobre el efecto de las estrategias de prevención incluso muestran que las tácticas de choque y de intimidación podrían ser realmente inspiradoras para aquellos jóvenes que se sienten atraídos por el riesgo, el peligro y las nuevas sensaciones”. El documento aclara que señalar que el programa de prevención gustó a los jóvenes a los que se aplicó, o que lo recuerdan fácilmente o “quieren más”, no son criterios que respalden científicamente el uso de dichos programas, ya que estas variables no demuestran su impacto sobre el cambio de conducta de los jóvenes hacia el consumo de drogas. Los autores del documento también instan a las familias y al profesorado a tomar conciencia sobre esta realidad y a ser críticos y exigentes frente a la exposición de sus hijos o alumnos a este tipo de estrategias. “De la misma manera que no entenderían que sus hijos fueran tratados por profesionales de la salud que no estuviesen capacitados, también deben oponerse activamente a cualquier práctica en la que sus hijos estén expuestos a enfoques dudosos e ineficaces, como las intervenciones que solo proporcionan información, los testimonios de ex consumidores, las tácticas de choque o a las pruebas aleatorias de consumo de drogas a los estudiantes en la escuela. Ninguno de estos métodos ha demostrado ningún efecto positivo en la prevención del consumo en adolescentes, mientras que se ha demostrado que con frecuencia han producido efectos opuestos a los planificados y prometidos”, señala el texto. Alternativamente, en el documento de posicionamiento se proporcionan recursos y acceso a plataformas de información fiable en la que localizar programas de prevención basados en la evidencia, tales como el Currículo de Prevención Europeo, el registro Xchange y el Portal de Buenas Prácticas del OEDT, y los Estándares Internacionales de la Prevención del Uso de Drogas de la UNODC, y se enumeran las diferentes acciones efectivas y prácticas basadas en la evidencia que sí se pueden implementar a nivel normativo, policial, escolar y familiar, frente al uso de programas de concienciación y de charlas sobre drogas.Se puede acceder a la declaración completa aquí. FUENTE: INFOCOP |