martes, 13 de diciembre de 2022

Esquizotipia: el camino a seguir para la prevención de la psicosis

 

Eduardo Fonseca-Pedrero 1, Martin Debbané 2,3, Juan Francisco Rodríguez-Testal 4, Alex S. Cohen 5Anna R. Docherty 6 y Javier Ortuño-Sierra1

1University of La Rioja (Spain)

2University of Geneva (Switzerland)

3University College London (UK)

4University of Seville (Spain)

5Louisiana State University (USA)

6University of Utah School of Medicine (Salt Lake City, UT)

¿Existe una vulnerabilidad latente a la psicosis? ¿Se puede detectar e identificar a personas con mayor predisposición de desarrollar trastornos psicóticos? ¿Se podría prevenir la eventual transición a un cuadro psicótico? Estas son preguntas que no tienen fácil respuesta; no obstante, la mera posibilidad de prevenir un caso de psicosis es, simplemente, fascinante. Probablemente sea una de las grandes quimeras de la Psicología.

Obviamente, la idea de prevención en el campo de la psicosis no es nueva. Ya en 1919 Emil Kraepelin comentaba que muchos de sus pacientes diagnosticados de esquizofrenia, entre el 50-70%, presentaban peculiaridades desde su infancia como, por ejemplo, un carácter tímido, retraído y solitario. En sus escritos ya apuntaba hacia la posibilidad de detectar comportamientos (aspectos premórbidos, pródromos, etc.), antes del desarrollo del trastorno, que se podrían ver como “la puerta de entrada” a la esquizofrenia.

Autor: Raphael Brasileiro Fuente: 
pexels Fecha descarga: 26/05/2021

Paul Meehl, en 1962, definió la esquizotipia como la vulnerabilidad latente a la esquizofrenia y trastornos relacionados. La esquizotipia estaría en un plano no observable (latente) y en función de factores bio-psico-sociales podría evolucionar hacia diferentes indicadores endofenotípicos y/o fenotípicos (observables), no necesariamente isomórficos (p.ej., rasgos esquizotípicos, síntomas psicóticos, trastornos de la personalidad). Dicha vulnerabilidad se podría aprehender, evaluar y medir mediante diferentes instrumentos y procedimientos (p.ej., escalas, entrevistas, neuroimagen, neurocognición, psicofisiología). Resulta preciso aclarar que el concepto de esquizotipia no es sinónimo de personalidad esquizotípica.

Los modelos etiológicos en el campo de la psicosis recogen de forma más o menos explícita esta visión de vulnerabilidad-estrés que dibujó Meehl hace más de 50 años. Actualmente, se hipotetiza que dicha diátesis se expresa fenotípicamente a través de un continuo de gravedad, que oscila desde la expresión no clínica (rasgos esquizotípicos, experiencias psicóticas atenuadas y/o transitorias), pasando por el nivel subclínico (síntomas psicóticos atenuados) hasta llegar al nivel clínico necesidad de tratamiento (trastornos del espectro psicótico) (Fonseca-Pedrero, 2018, 2019).

La evidencia empírica acumulada de la que disponemos parece apoyar que tanto las experiencias cuasipsicóticas como los síntomas psicóticos subclínicos están asociados con un mayor riesgo de desarrollar en el futuro un trastorno psicótico. Por ejemplo, estudios de revisión indican que referir síntomas psicóticos atenuados y/o breves e intermitentes (también conocido como “estado de mental de alto riesgo”) es el factor de riesgo para la psicosis que muestra mayor nivel de evidencia. Igualmente, otras expresiones del fenotipo psicótico, como la anhedonia rasgo, parecen mostrar una clara evidencia de asociación con la psicosis (Radua et al., 2018). Las diferentes expresiones conductuales de la esquizotipia, por lo tanto, podrían considerarse como el principal marcador de riesgo para la psicosis.

Además, existen múltiples evidencias que parecen apoyar este acercamiento. Por ejemplo, las expresiones no clínicas de la psicosis se han asociado con los mismos factores de riesgo sociodemográficos, psicológicos y ambientales encontrados en personas con diagnóstico de psicosis (p.ej., experiencias de trauma, consumo de cannabis, urbanicidad).  Esto es, los mismos factores etiológicos parecen afectar a los extremos leves y graves del fenotipo psicótico. Igualmente, el estudio de prevalencia de las experiencias psicóticas ha ayudado a comprender que tales fenómenos se distribuyen normalmente en la población general sin estar necesariamente asociados a malestar, tratamiento y/o discapacidad, extendiéndose más allá de las fronteras clínicas. Estos resultados tienen claras implicaciones no solo como apoyo a los modelos dimensionales, sino también como estrategia de tratamiento, pues permiten normalizar y desestigmatizar este tipo de fenómenos, considerándolos parte de la diversidad humana (Fonseca-Pedrero, 2021).

No obstante, es igualmente cierto que no se dispone de marcadores etiológicos específicos que permitan predecir la transición de forma unívoca hacia una psicosis franca. De la misma forma, el grado de predicción y especificidad de estas expresiones no clínicas de la psicosis es bajo. Asimismo, dicha condición de riesgo a la psicosis se debe comprender desde una perspectiva probabilística, no determinista. Dado que no existe una causa necesaria y suficiente que explique la psicosis, es necesario contemplar en la ecuación diferentes variables como, por ejemplo, historia familiar de esquizofrenia, urbanicidad, consumo de cannabis, experiencias de trauma o desregulación afectiva. También, se debe examinar el impacto clínico, analizando la frecuencia, la persistencia temporal y el grado de preocupación, intensidad y malestar asociado, así como si estas experiencias se asocian con otros signos o síntomas psicopatológicos (p.ej., ansiedad, depresión). Se debe recordar que las experiencias psicóticas surgen como respuesta a un contexto biográfico y social determinado que es vivenciado por una persona concreta en función de sus circunstancias (Fonseca-Pedrero, 2019). Las experiencias psicóticas responden más que a causas a razones.

En suma, la esquizotípica parece ser un constructo útil para analizar y comprender el espectro psicótico. Permite mejorar el entendimiento de los mecanismos etiológicos subyacentes a la psicosis y trastornos relacionados e indagar sobre potenciales factores de riesgo y de protección. En esencia, puede ayudar a establecer y optimizar estrategias de prevención, básicamente de detección precoz e intervención temprana. Asimismo, ayuda a mejorar la visión negativa, estigmatizante y deteriorante asociada a este cuadro clínico en etapas históricas precedentes, oscilando de un modelo curativo basado en la reducción de síntomas y paternalista a otro preventivo basado en las fortalezas y la colaboración (Pérez-Álvarez, 2018).

No cabe duda que la posibilidad de prevenir los trastornos del espectro psicótico (o cualquier otro trastorno mental) en sus estadios premórbidos o iniciales tendría importantes beneficios a nivel personal, familiar, sanitario y/o social. Es por ello que las estrategias de prevención de este tipo de trastornos han pasado a constituir en la actualidad una de las principales prioridades en materia de salud mental. No obstante, muchas cuestiones quedan aún por resolver. Nuevas técnicas y procedimientos, como la evaluación ambulatoria y bioconductual podrían arrojar pistas en este campo de actuación. Son muchos los retos y desafíos por afrontar en esta área tan apasionante. Estén atentos, el agua solo pasa una vez por delante del molino.

El artículo completo puede encontrarse en Psicothema:

Fonseca Pedrero, E., Debbané, M., Rodríguez Testal, J. F., Cohen, A. S., Docherty, A. R., & Ortuño Sierra, J. (2021). Schizotypy: The way aheadPsicothema, 33 (1), 16-27


Referencias:

Fonseca-Pedrero, E. (coord.) (2018). Evaluación de los trastornos del espectro psicótico. Pirámide.

Fonseca-Pedrero, E. (coord.) (2019). Tratamientos psicológicos para la psicosis. Pirámide.

Meehl, P. E. (1962). Schizotaxia, schizotypy, schizophrenia. American Psychologist, 17(12), 827–838.

Pérez-Álvarez, M. (2018). Para pensar la psicología más allá de la mente y el cerebro: un enfoque transteórico. Papeles del Psicólogo, 39, 161–173.

Radua, J., Ramella-Cravaro, V., Ioannidis, J., Reichenberg, A., Phiphopthatsanee, N., Amir, T., Yenn Thoo, H., Oliver, D., Davies, C., Morgan, C., McGuire, P., Murray, R. M., y Fusar-Poli, P. (2018). What causes psychosis? An umbrella review of risk and protective factors. World psychiatry17(1), 49–66.

Eduardo Fonseca-Pedrero. Profesor titular de Psicología. Universidad de La Rioja. Vicerrector de Investigación e Internacionalización de la Universidad de La Rioja.

Martin Debbané. Profesor Titular de Psicología. Universidad de Ginebra, Suiza.

Juan Francisco Rodríguez-Testal. Profesor Titular de Psicología. Universidad de Sevilla.

Alex S. Cohen. Associate professor, Louisiana State University.

Anna R. Docherty. Associate professor, University of Utah.

Javier Ortuño-Sierra. Profesor Titular de Psicología. Universidad de La Rioja.