Teniendo en cuenta que es un síntoma y un antecedente de dos de los trastornos de la conducta alimentaria asociado a importantes riesgos para la salud, es importante el estudio de los factores y los mecanismos que preceden a la aparición de estos episodios de sobreingesta, para la prevención de patologías alimentarias y de obesidad. Para ello, es necesario estudiar las características asociadas a la formación de hábitos de conducta alimentaria patológicos en sujetos que todavía no hayan desarrollado un trastorno de la conducta alimentaria.
A pesar de llevar décadas siendo el objeto de estudio en países como Estados Unidos o Canadá, no hemos encontrado investigaciones centradas en esta conducta en nuestro país. Por ello, consideramos necesaria su evaluación en adolescentes españoles para poder comparar los resultados con los obtenidos en otras culturas.
El estudio, que a continuación describiremos muy brevemente, tuvo como principales objetivos: comparar a los adolescentes con y sin atracones con respecto a determinados problemas de conducta y a las estrategias de afrontamiento; y examinar la relación entre los episodios de atracón y los patrones de comida en familia. La muestra la formaron 259 adolescentes matriculados en un IES de Avilés (edades: 12-21 años), que completaron varios instrumentos (Escala de Afrontamiento para Adolescentes, Test de Bulimia de Edimburgo, Youth Self-Report y 13 preguntas adicionales). Los resultados mostraron que el 33,2% de la muestra indicó haber tenido al menos un episodio de atracón en los últimos 6 meses. No se encontraron diferencias significativas entre chicos y chicas, pero sí para los distintos grupos de edad (a más edad mayor porcentaje de adolescentes indicaron tener atracones). Con respecto a los problemas de conducta, se encontraron diferencias significativas entre los adolescentes con atracones y los que no los tienen en depresión, problemas de pensamiento, conducta fóbico-ansiosa, quejas somáticas, búsqueda de atención y aislamiento, presentando el grupo con atracones puntuaciones medias más altas en todos estos factores. Los resultados muestran que, incluso en poblaciones no clínicas, la presencia de esta conducta está asociada a determinadas conductas problema que, a su vez, están presentes en las personas con desórdenes alimenticios.
Los adolescentes que indicaron tener atracones utilizan con más frecuencia estrategias de afrontamiento de evitación que los adolescentes que indicaron no tenerlos, sin embargo, no se diferenciaron en la frecuencia con la que usan estrategias de afrontamiento orientadas a resolver el problema. Respecto a la frecuencia y ambiente en las comidas en familia, no se encontraron diferencias significativas entre los adolescentes con y sin atracones. Las frecuencias de comidas y cenas en familia encontradas fueron elevadas a pesar del rápido ritmo de vida al que estamos sometidos.
Las principales limitaciones del presente estudio son el tamaño relativamente pequeño de la muestra y la falta de heterogeneidad, ya que todos los participantes procedieron del mismo IES. Teniendo en cuenta estos inconvenientes, en la actualidad estamos realizando un estudio similar utilizando una muestra mayor y más heterogénea de adolescentes asturianos.
A pesar de las limitaciones, los resultados nos indican que los atracones son bastante frecuentes entre los adolescentes, y que están asociados a ciertas conductas problema y a la utilización de estrategias de afrontamiento de evitación. Los resultados de este estudio ponen de manifiesto la importancia de la prevención a través de la potenciación y el desarrollo de formas eficaces de afrontar los problemas en adolescentes, para así evitar el establecimiento de patrones de conducta que puedan, a la larga, contribuir al desarrollo de patologías alimentarias. Las posibles líneas de investigación futuras podrían seguir examinando el rol de las estrategias de afrontamiento en la aparición de atracones en adolescentes, así como seguir profundizando en su relación con los patrones de comida en familia, ya que éstos podrían representar un posible factor protector para el desarrollo de ciertas conductas desviadas con respecto a la comida.
Referencias
American Psychiatric Association (2000). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (4th ed. Text Revision). Washington, DC: Author.
Didie, E., y Fitzgibbon, M. (2005). Binge eating and psychological distress: is the degree of obesity a factor?. Eating Behaviours, 6, 35-41.
Fairburn, C. G. (1995). Overcoming binge eating. New York: The Guilford Press, Inc.
FUENTE: Infocop
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