Los fármacos no deben usarse para el abordaje de los síntomas centrales del trastorno del espectro autista, ni tampoco para los problemas de conducta asociados. Por el contrario, las intervenciones psicosociales deben ofrecerse a todos los pacientes con autismo como primera línea de acción para dichos síntomas. Estos son algunos de los estándares de calidad establecidos por el Instituto Nacional de Excelencia para la Salud y los Cuidados del Reino Unido (National Institute for Health and Care Excellence, NICE), para la atención a niños, jóvenes y adultos con autismo.
Mediante estos estándares de calidad, el NICE –una institución de referencia mundial en la práctica clínica, debido a la rigurosidad de sus recomendaciones, establecidas a partir del análisis de la mejor evidencia científica-, pretende establecer una serie de indicadores cuantificables que permitan valorar la atención que se ofrece a estos pacientes en cada centro, con el fin de reducir la variabilidad asistencial en el diagnóstico y tratamiento de los pacientes con trastornos del espectro autista.
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Los estándares de calidad del NICE comprenden ocho indicadores, que, en conjunto y de acuerdo a la evidencia científica, suponen una importante mejora de la calidad y los resultados en el tratamiento a estos pacientes. Estos indicadores de calidad hacen referencia a los siguientes aspectos en la evaluación y tratamiento de niños y adultos con autismo:
Se recomienda que todas aquellas personas con sospecha de autismo, que serán derivadas a un equipo especializado encargado de la confirmación del diagnóstico, deberán recibir esta evaluación en un plazo máximo de tres meses desde su derivación. El NICE subraya la importancia del diagnóstico temprano de estos problemas para que las personas afectadas y sus familiares reciban lo antes posible asesoramiento, tratamiento y apoyo social.
Las personas con autismo a menudo presentan otros trastornos asociados, que, si no se identifican ni son tratados, pueden tener un grave impacto en la vida de los pacientes, sus familiares y sus cuidadores, tales como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, los trastornos de ansiedad y depresión y otros problemas de coordinación motora. En consecuencia, la segunda norma de calidad del NICE establece que todos los pacientes con autismo deben ser evaluados también sobre la coexistencia de estos otros problemas de salud física y mental.
Las personas con autismo deben tener asignado un profesional de referencia encargado de coordinar la atención y el apoyo que se haya acordado en el plan personalizado del paciente.
Las personas con autismo deben haber recibido información documentada, por parte de un miembro especializado del equipo de atención, sobre los beneficios de participar en los programas de intervención psicosocial para mejorar los síntomas centrales asociados al espectro autista.
No se deben administrar fármacos para tratar los síntomas centrales del trastorno del espectro autista, dado que, tal y como establece el NICE tras la revisión de la literatura científica, los fármacos han demostrado ser ineficaces para tratar estos síntomas y además suponen un riesgo significativo para la salud de los afectados.
Las personas con autismo que presenten problemas de conducta deberán ser evaluadas para identificar los posibles desencadenantes de dicho comportamiento, incluidos los problemas de salud física, los problemas de salud mental y los factores ambientales.
Las personas con autismo y con problemas de conducta no deben recibir medicación antipsicótica, a menos que se establezca que las intervenciones psicosociales y otros tratamientos son insuficientes y no se pueden administrar debido a la gravedad de la conducta. De esta manera, la primera línea de intervención para los problemas de conducta en personas con autismo, deben ser siempre las intervenciones psicosociales u otros tratamientos dirigidos a controlar los desencadenantes del comportamiento a mejorar.
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