Miguel Moya y Alba Moya Garófano
Departamento de Psicología Social, Universidad de Granada
En España, las personas lesbianas, gays, transgénero, bisexuales e intersexuales (LGTBI) se han visto tradicionalmente sometidas a la discriminación y el rechazo social. Como indicador, podemos tomar, la Ley 16/1970, de 4 de agosto, de Peligrosidad y Rehabilitación Social, aprobada por el régimen franquista en 1970 para sustituir a la Ley de Vagos y Maleantes, que seguía considerando a personas homosexuales y transexuales como una amenaza para la sociedad.
La situación comenzó a mejorar para el colectivo con la llegada de la Constitución de 1978 y España es actualmente uno de los países que lideran el camino en el reconocimiento de los derechos de las personas LGTBI. Como hito, el matrimonio entre personas del mismo sexo se legalizó en España el 3 de julio de 2005, pasando a ser el tercer país en el mundo en reconocerlo formalmente después de Holanda y Bélgica.
Desde entonces, también son varias las leyes contra la homofobia que se han promulgado, la mayoría de ellas en el ámbito regional.
Pese a los avances logrados, no podemos decir que los prejuicios y la discriminación contra la comunidad LGTBI estén erradicados. Como ejemplo, en un estudio realizado en 2013 por la Federación Española de Lesbianas, Gay, Transgénero y Bisexuales (FELGTB-COGAM, 2013) con una muestra nacional de 703 participantes autodefinidos como LGBTI, el 45% de las personas encuestadas informaron de haberse sentido discriminadas debido a su orientación sexual o identidad de género en diversas situaciones o circunstancias (por ejemplo, al intentar alquilar alojamiento; en restaurantes, bares o tiendas; en bancos u otros establecimientos financieros, etc.). Además, en 2017, las organizaciones LGTBI españolas registraron un total de 623 incidentes de odio (excluyendo informes policiales) contra personas basadas en su orientación sexual o identidad de género (FELGTB, 2018), y más de la mitad de dichos incidentes tuvieron lugar en espacios cercanos a la víctima, como su lugar de trabajo, colegio, vecindario, hogar, etc.
Para intentar discernir si la discriminación contra las personas LGTBI es ya una cosa del pasado en nuestro país o si se trata todavía de una realidad hiriente, realizamos una investigación analizando si las personas trabajadoras LGTBI percibían más discriminación en su lugar de trabajo, debido a su orientación sexual, que quienes se declaraban heterosexuales. También evaluamos si las personas LGTBI experimentaban más estrés laboral, así como trastornos mentales y depresión. Más importante aún, exploramos si las diferencias que pudieran darse entre personas LGTBI y heterosexuales en depresión y trastornos mentales eran una consecuencia directa de su orientación sexual o se debían a la discriminación percibida y a los niveles de estrés laboral que experimentaban como consecuencia de la discriminación laboral.
Participaron en la investigación 366 personas, de las cuales 137 se definieron a sí mismas como heterosexuales, 134 como gays, 61 como lesbianas y 34 como bisexuales. Para los análisis, las personas autodefinidas como gays, lesbianas o bisexuales se agruparon en la misma categoría. En cuanto a la identidad de género, el 50.5% se definieron a sí mismos como hombres cis, el 37.2% como mujeres cis, el 1.7% como hombres trans, el 2.9% como mujeres trans y el 7.7% como no binarios.
Quienes participaron contestaron las siguientes medidas: Percepción de la discriminación laboral debido a la orientación sexual (varios ítems preguntaban hasta qué punto consideraban que su orientación sexual podía haberle causado un problema o dificultad en varios aspectos relacionados con el trabajo––promoción, relaciones, etc.); estrés laboral (escala Stress in General––SIG––, en la que se presentaron una lista de adjetivos––"agitado", "tenso", etc.––y se les pidió que consideraran si cada característica describía o no su lugar de trabajo; trastornos mentales comunes (SRQ-20, escala desarrollada por la Organización Mundial de la Salud para detectar trastornos no psicóticos y que consta de 20 elementos que se refieren a síntomas somáticos, ansiosos y depresivos; y depresión (CESD-7, versión en castellano de Herrero y Gracia, 2007).
Los resultados mostraron que, en comparación con las personas heterosexuales, las personas LGTBI percibían mayor discriminación y dificultades en el trabajo debido a su orientación sexual. Asimismo, quien se autodefinió como LGTBI informó de mayores niveles de estrés laboral, de depresión y de trastornos mentales comunes que quien se autodefinió como heterosexual. Todas estas diferencias fueron independientes de la identidad de género de quienes participaron.
Sin embargo, los hallazgos más relevantes son aquellos que confirmaron que la discriminación por orientación sexual conducía a un aumento en los niveles de estrés laboral en los empleados y empleadas LGTBI, lo que resultaba en una mayor incidencia de trastornos mentales y de depresión. Esto es, pertenecer al colectivo LGTBI no conduce por sí mismo a un incremento de los trastornos mentales comunes y de la depresión a través del estrés laboral. Para que esto suceda, las personas LGTBI tienen que sentirse discriminadas en el lugar de trabajo; y es esta discriminación lo que les produce mayor estrés laboral y a su vez conduce a la depresión y a sufrir trastornos mentales.
En definitiva, los resultados de nuestra investigación muestran que a pesar de los grandes avances realizados en España en la reducción de la discriminación hacia las personas LGTBI, el estigma social aun persiste. Atendiendo al caso concreto de esta investigación, las personas trabajadoras LGTBI ven su bienestar psicológico mermado como consecuencia de percibir discriminación en el trabajo.
Es por tanto esencial tomar conciencia del problema y trabajar en promover la aceptación de la diversidad en la sociedad española, a fin de que la salud psicológica de las personas LGTBI no se vea afectada.
El artículo completo puede encontrarse en la revista Psychosocial Intervention:
Moya, M., y Moya-Garófano, A. (2020). La discriminación, el estrés laboral y el bienestar psicológico en personas trabajadoras LGTBI en España. Psychosocial Intervention, 29 (2), 93-101.
Referencias:
FELGTB (2018). La cara oculta de la violencia hacia el colectivo LGBTI. FELGTB: Madrid. Recuperado de: https://www.ccoo.es/0365b3c2319c4f2cc4c8614aae462a25000001.pdf
FELGTB-COGAM (2013). Estudio 2013 sobre discriminación por orientación sexual y/o identidad de género en España. Recuperado de: http://www.felgtb.org/rs/2447/d112d6ad-54ec-438b-9358-4483f9e98868/bd2/filename/estudio-2013-sobre-discriminacion-por-orientacion-sexual-y-o-identidad-de-genero-en-espana.pdf
Herrero, J. y Gracia, E. (2007). Una medida breve de la sintomatología depresiva (CESD-7). Salud Mental, 30, 40-46.
Miguel Moya es Catedrático de Psicología Social en la Universidad de Granada. Sus investigaciones tratan sobre el análisis psicosocial del género (sexismo, estereotipos, violencia de género), etc., así como sobre consecuencias psicológicas de la clase social y de las crisis económicas.Alba Moya Garófano es actualmente profesora de Psicología Social en la Universidad de Granada. Su línea de investigación principal trata sobre la cosificación sexual de la mujer y la imagen corporal.
FUENTE: INFOCOP