Educar a los jóvenes sobre la responsabilidad colectiva y enseñar habilidades de comunicación social son aspectos clave para reducir el impacto del ciberbullying. Así lo afirma un nuevo informe de la London School of Economics and Political Science (LSE), titulado Overcoming victim blaming and bystander effects through social theatre (Superar la culpa de la víctima y los efectos de los espectadores a través del teatro social). El informe analiza el proyecto Cyberscene, un proyecto de aprendizaje creativo y práctico fruto de la colaboración entre la organización benéfica de teatro Masterclass y la organización contra el acoso escolar Kidscape, mediante el cual se utiliza el teatro para apoyar la salud y el bienestar de los jóvenes de 16 a 19 años afectados por ciberacoso. Sus datos se basan en una muestra de 120 estudiantes participantes en una serie de talleres impartidos por Masterclass y un equipo de profesionales de la industria del teatro, con el fin de conocer las experiencias, opiniones y preocupaciones de los y las jóvenes en torno a Internet. |
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De acuerdo con el documento, los jóvenes tienen una idea sesgada de lo que es el ciberacoso, centrándose con frecuencia en casos extremos y, por lo tanto, obviando el impacto de un comportamiento menos claro. Para solucionar esto, la LSE señala que el material educativo y la cobertura de los medios deben centrarse menos en los "perpetradores malvados y las víctimas pasivas" y más en los incidentes de acoso cotidiano, por ejemplo, microagresiones persistentes como "bromas inofensivas" sobre el peso o la apariencia de alguien. También se observa con demasiada frecuencia una tendencia a culpar a la víctima. Esta tendencia es persistente, y está presente no solo entre los observadores del ciberacoso, sino también entre algunas personas que han llegado a experimentar formas bastante graves de acoso. Para combatir esto, el informe recomienda que los talleres y el material educativo se centren en ideas de prevención colectiva y en habilidades comunicativas sociales. De este modo, en lugar de ver qué pueden hacer las víctimas para reducir el acoso que están experimentando, el informe considera fundamental cambiar la narrativa hacia la enseñanza de la responsabilidad colectiva y las habilidades de comunicación social, enseñando a los y las jóvenes que lo que dicen o no dicen puede lastimar a otros, y que no hacer nada es tan malo como participar activamente en el acoso. La LSE pone de relieve la trascendencia de la intervención temprana, destacando que el acoso online es algo que puede incrementarse con el tiempo y que, tanto docentes como familias y jóvenes, deben reconocer las largas trayectorias que conducen a la escalada, para que el ciberbullying se reconozca temprano y sea discutido abiertamente. Por el contrario, una respuesta al acoso cibernético que no se recomienda es que aquellos y aquellas que experimentan dificultades, simplemente se desconecten de las redes y de las nuevas tecnologías. Las tecnologías de la información y la comunicación no solo llegaron para quedarse, sino que ofrecen oportunidades sin precedentes para aprender y conectarse con otros. Desvincularse de esto por completo tendría consecuencias negativas, dejando a los y las jóvenes aislados y con menos perspectivas de futuro. Tal y como ha señalado la LSE, el acoso online puede dañar enormemente muchas vidas, pero el discurso público sobre el ciberacoso a menudo es confuso y se centra en las interacciones más serias en lugar de en las interacciones de bajo nivel que es más probable que se experimenten. Por tanto, afirma, “si queremos ayudar a los/as jóvenes a afrontar el ciberacoso, debemos centrarnos en la prevención y la intervención tempranas”. Se puede acceder al informe desde la página Web de LSE, o bien directamente a través del siguiente enlace: Overcoming victim blaming and bystander effects through social theatre fuente: INFOCOP |