El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado, un año más, los datos sobre defunciones por causa de muerte correspondientes al año 2020. Dicha Estadística proporciona información anual sobre los fallecimientos acaecidos dentro del territorio nacional, atendiendo a la causa básica que los determinó, de acuerdo con la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Tal y como señala el INE en nota de prensa, el total de defunciones producidas en nuestro país durante el año 2020 fue de 493.776 defunciones, 75.073 más que en el año anterior (un 17,9% más), elevándose aún más la tendencia creciente de los últimos años. Por sexo, fallecieron 249.664 hombres (un 17,4% más que en 2019) y 244.112 mujeres (un 18,5% más). El Instituto Nacional llama la atención sobre el aumento en el número de fallecimientos todos los meses del año, excepto en enero, febrero y junio. A lo largo de 2020, destacan el mes de abril (un 78,4% más que en abril de 2019), el de marzo (un 57,1% más) y el de noviembre (un 21,8%) como los meses con mayor incremento de defunciones. Del total de muertes registradas durante 2020, 477.698 se debieron a causas naturales (enfermedades) (un 18,7% más que en 2019), mientras que las causas externas se redujeron un 0,4%, siendo abril (16,8%) y mayo (9,4%) los meses donde se observa un mayor descenso. |
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Las enfermedades del sistema circulatorio principalmente las isquémicas del corazón (infarto, angina de pecho )-, continúan manteniéndose como la primera causa de muerte por grupo de enfermedades, con una tasa de 253,1 fallecidos por cada 100.000 habitantes (con un aumento de un 2,8%), seguida de los tumores, con una tasa de 238,1 fallecidos (un 11,0% menos), y de las enfermedades infecciosas -que incluyen la COVID-19 virus identificado y la COVID-19 virus no identificado (sospechoso)-, responsables de 170,6 fallecimientos por cada 100.000 habitantes (con porcentaje que se ha elevado considerablemente en relación con el pasado año, cifrándose según el INE, un 1.220,4%). Las enfermedades respiratorias, que hasta ahora constituían la tercera causa de muerte por grupo de enfermedad, se redujeron en un 0,3%, ocupando en 2020 el cuarto lugar, con 89,6 fallecidos por cada 100.000 habitantes. En este listado, los Trastornos mentales y del comportamiento se sitúan en sexto lugar, con 21.697 defunciones por esta causa. De forma específica, en el año 2020 hubo 60.358 fallecimientos cuya causa de muerte fue la COVID-19 virus identificado, y otras 14.481 personas murieron con sospecha de COVID-19 por tener síntomas compatibles con la enfermedad (COVID-19 virus no identificado). Estas dos causas de muerte relacionadas con la COVID-19 fueron incorporadas por la Organización Mundial de la Salud(OMS) a la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) en marzo de 2020. Los datos del INE revelan que las defunciones a causa del COVID-19 se concentraron en edades avanzadas: el 87,3% de los fallecidos por COVID-19 virus identificado y el 93,3% de COVID-19 sospechoso tenía 70 años o más. En función del lugar de ocurrencia, las muertes por COVID-19 virus identificado se produjeron, principalmente, en centros hospitalarios (79,5% del total), mientras que el mayor número de fallecimientos por COVID-19 sospechoso se dio en residencias sociosanitarias (51,9% del total). Entre las complicaciones y comorbilidades más frecuentes en muertes por coronavirus, la insuficiencia respiratoria y la neumonía fueron las complicaciones más frecuentes informadas en los certificados de defunción. La principal comorbilidad de las personas que fallecieron por COVID-19 y que fueron informadas por los médicos en el certificado médico de defunción fue la enfermedad hipertensiva, seguida de la insuficiencia renal en el caso de las defunciones de COVID19 virus identificado y de la demencia en aquellas defunciones por COVID-19 sospechoso. Atendiendo a los fallecimientos en España en función de la edad, se detecta un incremento de la mortalidad en todos los grupos de edad (principalmente, entre las personas de 70 a 79 años), excepto entre los menores de 20 años. Asimismo, se observa que las causas externas de muerte constituyeron el segundo motivo de muerte en el grupo de uno a 14 años (20,7% del total, si bien han descendido un 20,1%), por detrás de los tumores (32,4% del total), una distribución que se invierte al observar las cifras correspondientes al grupo de personas entre 15 a 39 años: causas externas (40,5% del total y un aumento del 1,7% en comparación con el 2019) y tumores (22,4% y un incremento del 6,6%). Por su parte, las tasas brutas más elevadas de fallecidos por cada 100.000 habitantes en función de las Comunidades Autónomas y las Ciudades Autónomas, corresponden a Castilla y León (1.513,6), el Principado de Asturias (1.432,9) y Castilla-La Mancha (1.264,5), mientras que las más bajas se dieron en Illes Balears (704,4), ciudad autónoma de Melilla (714,3) y Canarias (734,5). Sin embargo, dado que las tasas fueron más elevadas en los territorios envejecidos suele haber más defunciones por el efecto de la estructura de la población por edad-, el INE calculó tasas de mortalidad estandarizadas, que representan la mortalidad de cada Comunidad Autónoma si todas tuvieran la misma composición por edad. En este caso, las regiones con las tasas estandarizadas más elevadas fueron las ciudades autónomas de Melilla y Ceuta (1.135,6 y 1.102,7, respectivamente) y Castilla-La Mancha (1.067,4), presentando tasas estandarizadas más bajas en Galicia (798,4), Illes Balears (803,9) y Canarias (824,0). Por otro lado, en relación con las causas externas, se produjeron 16.078 fallecimientos (10.257 hombres -un 0,2% más que en 2019- y 5.821 mujeres -un 1,4% menos-), registrándose un descenso de un 0,4% con respecto al año anterior (63 menos). Lamentablemente, tal y como se ha venido observando en los últimos años, el suicidio se mantiene nuevamente como la primera causa de muerte externa en nuestro país con 3.941 fallecimientos (un 7,4% más que en 2019). Este grave problema de salud pública, definido así por la OMS, sigue siendo la primera causa externa de muerte en los hombres, -con 2.930 fallecidos y un incremento del 5,7% -, seguida de las caídas accidentales (1.898) y el ahogamiento, sumersión y sofocación (1.467)-, y la tercera entre las mujeres (1.011 fallecidas), por detrás de las caídas accidentales (1.707) y del ahogamiento, sumersión y sofocación (1.446). El INE subraya una tendencia y variabilidad distinta a lo largo del año en los fallecimientos por suicidio, observándose mayores incrementos en el número de suicidios durante los meses de agosto (34,0% más) y febrero (28,2%), y un descenso del 18,2% en abril. Los datos anteriores ponen de relieve la urgente necesidad de implementar un Plan Nacional para la Prevención de Suicidio en España, inexistente aún hoy día en nuestro país. Precisamente, la redefinición de los objetivos y acciones de prevención del suicidio, así como la mejora de su conceptualización para el desarrollo de medidas eficaces que puedan hacer frente a este grave problema, son algunas de las líneas estratégicas recogidas en la actualización de la vigente Estrategia Nacional de Salud Mental, del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. En este sentido, el Consejo General de la Psicología viene insistiendo, frente a las diferentes autoridades sanitarias, en la necesidad de diseñar e implementar una estrategia multidisciplinar y coordinada para la prevención del suicidio, que ofrezca una respuesta integral y que dé cuenta de la naturaleza multicausal de los comportamientos suicidas. De acuerdo con la organización colegial, cualquier respuesta a un problema tan complejo debe, necesariamente, prestar atención a la prevención, la intervención y la posvención, considerando, al menos, la dimensión social, clínica y cultural de las conductas suicidas. A este respecto, la ministra de Sanidad adelantó, a principios de este mes de noviembre, que la actualización de la Estrategia estará disponible antes de que termine el año. Según ha venido anunciando el Ministerio de Sanidad, entre los objetivos prioritarios de la nueva Estrategia figuran la sensibilización y mejora de la información a la población general, mediante acciones de concienciación promovidas por instituciones públicas, medios de comunicación y entidades sociales dedicadas a la causa, así como el fomento de la detección precoz del riesgo suicida, mejorando, para ello, el acceso y atención en los servicios sanitarios públicos. Entre las medidas expuestas en esta línea, destaca la intención de desarrollar una red de atención telefónica coordinada e integrada para mejorar el abordaje en casos de conducta suicida, y la promoción de la elaboración de procesos asistenciales integrados de atención a las personas en riesgo de suicidio. En este contexto, una de las medidas más eficaces que ha venido planteando el Consejo General de la Psicología, es la incorporación de psicólogos clínicos en Atención Primaria, lo que facilitaría tanto la detección precoz como la prevención de este grave problema, en este primer nivel asistencial de la salud. Para acceder a la nota de prensa, pincha el siguiente enlace: Defunciones según la Causa de Muerte. Año 2020 FUENTE: Infocop |