miércoles, 8 de agosto de 2012

Cultivar la autoestima en la niñez



Parece una obviedad y lo es, la autoestima se empieza a construir en la infancia mediante los mensajes que transmiten los padres y educadores a los niños. Estos, lo mismo que los adultos, interpretan la realidad pero con menos recursos críticos. Para ellos el refuerzo positivo es fundamental a la hora de modelar sus conductas. Un excesivo nivel de exigencia genera niños inseguros o perfeccionistas que en resumidas cuentas puede ser lo mismo y sus consecuencias nefastas.

Lo mismo que decíamos para el perfeccionismo sirve para la potenciación de la autoestima. Si somos muy críticos, poco reforzantes o nos centramos exclusivamente en los errores podemos dar la impresión al niño de que todo lo hace mal o es torpe. Frases del tipo: «Puedes superarte», «Un aprobado no es suficiente, tienes que esforzarte más», son dañinas porque el niño entiende que no lo está haciendo bien.

Otra cuestión a tener presente es cuidar el exceso de proteccionismo. Por supuesto que hay que proteger a los niños de los riesgos propios de su edad para los que no están preparados y que ni tan siquiera saben identificar; ahora bien el objetivo de la educación es hacer individuos libres y autónomos, que sean capaces de valerse por sí mismos y afrontar las exigencias de la vida. Experimentar los errores, hablarlos con ellos sin dramatismos y aceptarlos como parte del hecho de existir, son un aspecto básico en nuestra formación.

En conclusión, debemos potencial la autoaceptación. Es decir, enseñar a los niños que la vida es una moneda con dos caras, que hay aciertos y errores, que las cosas no siempre salen como las hemos planificado pero que a pesar de ello seguimos siendo valiosos. No es una catástrofe equivocarse, sino una posibilidad a asumir como quemarse con las cerillas al encender un fuego. También debemos reforzar en el niño sus conductas positivas, sin exageraciones, y enseñar a corregir los errores sin descalificar. Borremos de nuestro repertorio de conductas la culpabilización.

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