La Academia Americana de Medicina del Sueño (AASM) ha publicado una actualización de su guía de práctica clínica, a través de la cual establece recomendaciones para el uso de tratamientos psicológicos y conductuales para el trastorno de insomnio crónico en adultos. La nueva guía pretende optimizar la atención centrada en el paciente, ofreciendo una actualización integral de la evidencia disponible y proporcionando una serie de recomendaciones prácticas para la toma de decisiones sobre el tratamiento psicológico y conductual del insomnio crónico, definido aquí por la AASM como un trastorno del sueño común que conduce a un deterioro de la salud y el funcionamiento. Las recomendaciones de práctica clínica se basan en una revisión y evaluación sistemáticas de la evidencia mediante el Sistema GRADE (Grading of Recommendations Assessment, Development and Evaluation). A cada recomendación se le asigna una fortaleza (“fuerte” o “condicional”). Una recomendación "fuerte" (es decir, "Recomendamos ...") es una que los profesionales de la salud deben seguir en la mayoría de las circunstancias. |
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Una recomendación "condicional" es aquella que requiere que el profesional utilice el conocimiento y la experiencia clínicos, y que considere en profundidad los valores y preferencias del paciente para determinar el mejor curso de acción. En este sentido, la nueva guía establece lo siguiente:
La terapia cognitivo-conductual se considera en general el tratamiento de elección para el insomnio, tiene la mayor cantidad de evidencia disponible en la literatura y es el único enfoque que recibe una recomendación fuerte. Según se recoge en la guía, algunos de los desafíos que enfrentan las personas son la posibilidad de asistir a las sesiones y cumplir con las recomendaciones de tratamiento. En la mayoría de los casos, una mejora notable en los síntomas del insomnio no es inmediata y el tratamiento con TCC suele oscilar entre 4 y 8 visitas; esto podría suponer una barrera a la hora de completar el tratamiento. Los pacientes también pueden desanimarse si no se observan resultados inmediatos. La AASM considera fundamental que el profesional de la salud conozca estos desafíos y ayude a establecer expectativas realistas antes de comenzar un tratamiento, recordando a los pacientes que las terapias psicológicas y conductuales suelen producir mejoras graduales en los síntomas del insomnio y que los beneficios son perduran mucho después del tratamiento. La evidencia disponible sugiere que los efectos indeseables iniciales (p. ej., somnolencia y fatiga) suelen ser leves y se resuelven rápidamente para la mayoría de los pacientes. Al seleccionar los tratamientos apropiados, los profesionales de la salud deben considerar además las condiciones médicas y psiquiátricas comórbidas que pueden cambiar el equilibrio de los beneficios frente a los riesgos (p. ej., los posibles efectos adversos de la privación del sueño inducida por el tratamiento sobre el trastorno convulsivo o el trastorno bipolar). Fuente: Edinger, J.D., Arnedt, J.T., Bertisch, S.M., et al. (2021). Behavioral and psychological treatments for chronic insomnia disorder in adults: An American Academy of Sleep Medicine clinical practice guideline. Journal of Clinical Sleep Medicine, 17, 2. FUENTE: INFOCOP |