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jueves, 11 de enero de 2024

¿Cómo abordar los síntomas del trauma en niños y adolescentes?-nuevo informe del Child Mind Institute

 

¿Qué es exactamente el trauma y cómo se define?¿En qué modo afecta a niños/as y adolescentes? ¿Qué podemos hacer para disminuir el impacto del trauma en su salud mental?

Para dar respuesta a estas y otras preguntas, el Instituto de la Mente Infantil (Child Mind Institute) -organización estadounidense sin ánimo de lucro, cuyo fin es el de facilitar las vidas de los niños y las familias que lidian con la salud mental y los trastornos del aprendizaje-, ha publicado su informe sobre Salud Mental en la Infancia 2022, cuya temática, en esta nueva edición, versa sobre sobre los efectos del trauma psicológico en menores, revisando la base de la evidencia para los tratamientos más eficaces orientados a mitigar el impacto del mismo.

Tal y como manifiestan sus autores, sucesos como la pandemia de la COVID-19 o la situación actual de guerra en Ucrania, son ejemplos de graves situaciones con consecuencias devastadoras informadas por los medios, que han puesto el tema del trauma en el foco de atención. Asimismo, afirman, “a lo largo de nuestra vidas podemos estar expuestos a situaciones potencialmente traumáticas”.  

Foto: Ksenia Chernaya Fuente: pexels Fecha descarga: 24/07/2020

De forma específica, en relación con la infancia, el documento recuerda que hay una base de evidencia amplia y creciente relacionada con el impacto negativo que pueden tener las experiencias traumáticas sobre el desarrollo y el bienestar de niños, niñas y adolescentes, asociándose con déficits en el funcionamiento cognitivo y relacionándose con un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud mental (por ej., ansiedad y depresión) en algún momento de su vida. A este respecto, considera necesario sensibilizar y concienciar sobre los efectos del trauma y su abordaje, como medida eficaz para fomentar la resiliencia innata de los/as menores y brindarles tanto a ellos y ellas, como a sus familias y comunidades, el apoyo que necesitan para avanzar.

A pesar de que las consecuencias de pasar por una experiencia traumática pueden ser profundas, algunos investigadores sostienen que las definiciones de trauma y de trastorno de estrés postraumático (TEPT) que incluye el DSM-5 “no captan la imagen completa de la forma en que muchas personas, especialmente los niños, experimentan eventos traumáticos y sus impactos”.

De acuerdo con este informe, cada vez hay una más investigación en torno al trauma, teniendo en cuenta la exposición a experiencias negativas crónicas y continuas, en lugar de a eventos únicos y extremos. Este tipo de trauma se conoce como “trauma complejo” y está estrechamente ligado al concepto de Experiencias Adversas en la Infancia (ACE, por sus siglas en inglés). Si bien no existe una definición única de trauma complejo, hay un amplio acuerdo entre los expertos sobre los tipos de eventos y síntomas asociados con el mismo. A este respecto, los eventos subyacentes al trauma complejo generalmente se caracterizan por su severidad y cronicidad (por ej., abuso y negligencia), tener lugar durante un período prolongado de tiempo y por afectar a la capacidad de un niño o niña para relacionarse con los demás y construir relaciones de confianza con sus cuidadores y otras figuras de autoridad. Las reacciones de los individuos a tales eventos a menudo son más diversas que las enumeradas en los criterios DSM para el TEPT.

Entre los síntomas del trauma complejo destacan los siguientes: desafíos con el apego y las relaciones, dificultad para regular las emociones y el comportamiento, cambios en la capacidad de atención y otras habilidades cognitivas, disociación de la realidad, baja autoestima y una perspectiva negativa general del mundo.

Según señalan los expertos, los niños y las niñas que han experimentado un trauma complejo pueden cumplir criterios correspondientes a una variedad de trastornos recogidos en el DSM-5, tales como el TEPT, el trastorno negativista desafiante o el trastorno reactivo del apego, y, sin embargo, “no existe un diagnóstico único que capture su perfil típico de síntomas”.

Con respecto al tratamiento, el informe indica que la terapia cognitivo-conductual focalizada en el trauma es el tratamiento de primera línea para niños, niñas y adolescentes que hacen frente a las consecuencias del trauma. La evidencia pone de relieve su eficacia para abordar las experiencias traumáticas de los y las menores, ayudando a reducir los síntomas del trauma y mejorar su funcionamiento diario.  

También hay evidencia de su eficacia cuando se aplica en múltiples y distintos entornos, incluidos los centros educativos y los de tratamiento residencial, ya sea en modo individual o en formato grupal.

Como describe el Instituto de la Mente Infantil en su documento, la terapia cognitivo-conductual en estos casos está muy estructurada, con sesiones divididas en distintas fases: las primeras se enfocan en educar a los/as niños/as y cuidadores sobre el impacto del trauma, ayudándoles a desarrollar habilidades efectivas de afrontamiento y relajación; las siguientes se orientan en la creación de la narrativa del trauma, una técnica de exposición gradual en la que el niño, con la guía de un profesional, desarrolla un relato gradualmente más detallado de su experiencia traumática, y los pensamientos y sentimientos que experimentó durante y después de la misma, brindándole habilidades de afrontamiento para manejar las emociones negativas dolorosas que suscitan los recuerdos.

El propósito de la narrativa del trauma, es desvincular los pensamientos o recordatorios relativos al evento traumático, de las emociones negativas abrumadoras como impotencia extrema, miedo, terror, evitación, ira, ansiedad, vergüenza o rabia. Mediante el procesamiento de recuerdos cada vez más profundos del evento con el apoyo de un profesional, de forma paulatina, el niño se vuelve capaz de evocar recuerdos o pensamientos del trauma sin sentirse abrumado por esas emociones negativas.

El documento subraya también la importancia de la intervención cognitivo-conductual centrada en el trauma en las escuelas (CBITS, por sus siglas en inglés). Este programa se aplica a estudiantes de secundaria y escuelas preparatorias que han experimentado un trauma y que están lidiando con síntomas de TEPT. A lo largo de diez sesiones grupales, el alumnado aprende habilidades orientadas a fortalecer los mecanismos de afrontamiento, procesar los recuerdos de su trauma y manejar las emociones y sentimientos desafiantes con mayor facilidad.

La investigación sobre su eficacia, señala que la CBITS puede ayudar a los niños y las niñas a recuperarse del trauma, con reducciones significativas en los síntomas de TEPT y depresión, y mejores resultados académicos.

El Instituto advierte en su informe de la poca investigación existente en torno a la eficacia de los medicamentos para reducir los síntomas relacionados con el trauma en la infancia, y la poca investigación que hay “sugiere que la efectividad en adultos a menudo no se replica en niños”. Asimismo, dado que las experiencias traumáticas y las reacciones de los/as niños/as con trauma complejo están estrechamente vinculadas con sus comunidades y contextos sociales, finaliza recordando que minimizar el impacto del trauma en los y las menores requiere, no solo prevención e intervención a nivel individual, sino también “un compromiso para garantizar que todas las familias y comunidades tengan los recursos y el apoyo que necesitan para criar niños saludables y prósperos”.

Se puede acceder al informe desde la página Web del Child Mind Institute o bien directamente aquí:

Sheldon-Dean, H. (2022). 2022 Children’s mental health report: Treating symptoms of trauma in children and teenagers. Child Mind Institute.  

viernes, 30 de mayo de 2014

Recomendaciones de la APA para manejar el estrés postraumático

La APA (Asociación Americana de Psicología-American Psychological Association) ha publicado un artículo en el que ofrece una serie de recomendaciones para manejar el estrés postraumático originado tras un desastre o un acontecimiento altamente traumático.
Como bien señala el texto, la ocurrencia de catástrofes -tales como huracanes, terremotos, accidentes de tráfico o incendios-, suele ser súbita, inesperada y angustiosa. Tras un acontecimiento de esta naturaleza, las personas suelen experimentar reacciones emocionales muy intensas que pueden interferir en su vida diaria, en su trabajo y en sus relaciones sociales.
Para poder hacer frente de forma eficaz a los sentimientos y pensamientos asociados al trauma, la APA resalta la importancia de comprender cuáles son las respuestas más comunes a un evento traumático. Algunas de las reacciones que las personas suelen experimentar tras un suceso de esta índole son las siguientes:
  • Sentimientos intensos e impredecibles: ansiedad, nervios, irritabilidad, cambios de humor constantes, etc.
  • Cambios en los patrones de pensamiento y de conducta: alteraciones del sueño (dificultad para dormir, pesadillas) y alimentación (exceso o falta de apetito), dificultad de concentración y en la toma de decisiones, etc. Asimismo, la persona puede experimentar recuerdos vívidos; estos recuerdos o “flashbacks” pueden darse sin razón aparente y de forma repentina, y suelen acompañarse de reacciones físicas, como taquicardia o sudoración.
  • Sensibilidad a factores ambientales: Sirenas, ruidos fuertes, olores u otras sensaciones ambientales pueden actuar como estímulos evocadores de los recuerdos del desastre. Estos factores desencadenantes pueden venir acompañados de síntomas de ansiedad y miedo.
  • Problemas en las relaciones interpersonales: conflictos y discusiones más frecuentes con familiares o compañeros de trabajo. La persona puede llegar a aislarse y dejar de participar en actividades sociales.
  • Síntomas físicos relacionados con el estrés: dolores de cabeza, náuseas, dolor en el pecho, etc.
Una vez identificadas las reacciones más comunes, la Asociación recomienda una serie de estrategias orientadas a restablecer el bienestar emocional y recuperar el sentido del control:
  1. Necesita un tiempo para recuperarse: tenga en cuenta que está pasando por un momento difícil en su vida, permítase llorar las pérdidas que ha experimentado y trate de ser paciente con los cambios en su estado emocional.
  2. Pida apoyo a las personas que se preocupan por usted, que comprenden su situación y le escucharán: el apoyo social -familia, amigos-, es un recurso importante y constituye un factor clave en el proceso de recuperación.
  3. Busque un grupo de apoyo local para víctimas de catástrofes o experiencias traumáticas, dirigido por profesionales capacitados y con experiencia: los grupos de discusión pueden ayudarle a tomar conciencia de que no está solo, y que hay otras personas que han pasado por lo mismo y están experimentando las mismas reacciones y emociones que usted.
  4. Exprese sus sentimientos de la manera en la que se sienta más cómodo: hablando con familiares o amigos cercanos, escribiendo un diario personal o a través de una actividad creativa (por ejemplo, dibujo, pintura, escultura, etc.).
  5. Siga un estilo de vida saludable para mejorar su capacidad de hacer frente al estrés: coma de forma equilibrada y descanse las horas suficientes. Si tiene problemas relacionados con el sueño, utilice técnicas de relajación. Evite tomar bebidas alcohólicas y drogas, pues su consumo puede mermar la capacidad de afrontamiento e influir de forma negativa en el proceso de superación del trauma.
  6. Establezca o reestablezca rutinas: mantener un horario regular de comidas y de sueño, seguir una tabla de ejercicios o crear rutinas (como buscar un pasatiempo, salir a caminar o leer un buen libro) que le sirvan de distracción en los momentos de ansiedad.
  7. Evite tomar decisiones importantes: cambiar de carrera o de trabajo, por ejemplo, son decisiones que tienden a ser altamente estresantes, y aún más difíciles de tomar para alguien que se está recuperando de un acontecimiento traumático.
Si bien estas medidas pueden resultar útiles durante el proceso de recuperación, la APA recomienda acudir a un profesional de Salud Mental. A este respecto, recuerda que los psicólogos son profesionales capacitados para ayudar a las personas a hacer frente a las reacciones emocionales como estrés, ansiedad o dolor, estableciendo para ello un plan de tratamiento adecuado.

FuenteAPA / INFOCOP

miércoles, 9 de octubre de 2013

Directrices de la OMS para la atención de la salud mental tras los eventos traumáticos


La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó el pasado 6 de agosto un nuevo protocolo y directrices clínicas destinadas a los trabajadores sanitarios, para el tratamiento eficaz de las repercusiones de los traumas y la pérdida de seres queridos en la salud mental de adultos y niños.

El objetivo de este nuevo protocolo, publicado conjuntamente con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), es que el personal de atención primaria pueda ofrecer apoyo psicosocial básico a los refugiados y a las personas expuestas a traumas o a la pérdida de seres queridos en otras situaciones. El tipo de apoyo ofrecido abarca los primeros auxilios psicológicos, la gestión del estrés, y la ayuda a los afectados para enseñarles métodos de afrontamiento positivos y posibilidades de apoyo social, o reforzarlos en su caso. Además, se pretende que aprendan a identificar a las personas que necesiten una atención especializada, con el fin de que sean derivados al psicólogo para que reciba un tratamiento eficaz (terapia cognitivo-conductual o desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares, según la literatura).

Este trabajo, de casi 300 páginas, además, alerta al personal de atención primaria de que algunos tratamientos como las benzodiacepinas, aunque se usen con frecuencia, son una opción que debe evitarse para aliviar los síntomas de estrés traumático agudo y los problemas de insomnio, durante el mes siguiente al evento potencialmente. Según explica el documento, no hay datos que demuestren que las benzodiacepinas, medicamento común contra la ansiedad, alivien los síntomas de estrés postraumático tras un evento potencialmente traumático reciente; de hecho, pueden retrasar la recuperación tras ese tipo de eventos. Los principales motivos de preocupación en torno al uso de estos medicamentos son que muchas personas desarrollan tolerancia a sus efectos, apenas obtienen beneficio terapéutico cuando las consumen de forma crónica, se vuelven dependientes de ellas y sufren un síndrome de abstinencia al dejar de tomarlas.

En consecuencia, la recomendación de la OMS es que no se ofrezcan benzodiacepinas a los adultos para mitigar los síntomas de estrés traumático agudo asociados a un deterioro importante del funcionamiento diario durante el mes siguiente al evento potencialmente traumático. Sin embargo, en la recomendación de la OMS se señala también que las benzodiacepinas pueden ser útiles para otros trastornos mentales.

Se puede consultar el documento completo:

Guidelines for the Management of Conditions Specifically Related to Stress

FUENTE: Infocop

miércoles, 20 de marzo de 2013

Los desahuciados sufren estrés postraumático

Los afectados por un proceso de desahucio sufren un colapso emocional y desarrollan estrés postraumático. "En esta situación, los afectados son incapaces de tomar decisiones y de encontrar salidas a su situación, lo que agrava más la crisis", ha explicado el profesor de ESADE y director del estudio, Juan Ramis-Pujol, quien ha destacado que la recuperación del estrés postraumático es larga y difícil.
El estudio, realizado a petición de Cáritas, se ha basado en entrevistas en profundidad a ocho afectados por un desahucio para determinar los sentimientos más habituales en estos casos y las situaciones que desencadenan las crisis emocionales.
Ramis-Pujol ha señalado que tener identificados estos eventos debe servir para hacer diagnósticos precoces y que las personas afectadas acudan antes a pedir ayuda. De esta forma, un aumento de las cuotas hipotecarias, el anuncio de recortes en la empresa en la que trabajan, la primera baja laboral, una disminución de la facturación del negocio y una separación matrimonial con impacto económico son, según el estudio, "eventos emocionales críticos desencadenantes" de la situación de estrés.
Estas señales deberían servir, según Ramis-Pujol, para hacer un diagnóstico temprano que permita tomar medidas paliativas a tiempo, que eviten que se agrave el problema. En un segundo nivel, de mayor gravedad, se enmarcan situaciones como tener un accidente laboral, padecer una enfermedad grave, perder el trabajo, tener cláusulas abusivas en la hipoteca, no recibir ninguna ayuda y sufrir una precariedad laboral continuada.
Ante estas circunstancias, los afectados entran en un periodo de gran inestabilidad y empiezan a reaccionar sin tener objetivos claros, según el estudio. Sin embargo, los eventos emocionales que paralizan a los afectados y los llevan al colapso emocional son: no poder pagar la cuota de la hipoteca, la presión del banco, las cartas del juzgado, la acumulación de enfermedades, la imposibilidad de encontrar trabajo y no tener domicilio fijo.Ramis-Pujol ha descrito estas etapas como "una montaña rusa a oscuras", en la que las emociones se van sucediendo de forma intensa e inesperada.
Ha señalado también que los afectados suelen pedir ayuda demasiado tarde, cuando ya están en colapso emocional, y que las organizaciones sociales a las que más acuden son Cáritas y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca .
En cambio, según el estudio, las administraciones públicas y las empresas de suministros -como la electricidad o el teléfono- suponen un "estorbo", ya que "la lentitud e ineficacia con la que funcionan suponen una gran barrera y pérdida de tiempo para los afectados".
El informe también señala como elementos que perjudican la situación emocional de los afectados a los bancos, al entorno empresarial en el que trabajan si es hostil y a la familia cuando no ayuda. Según el estudio, hay un doble fallo del sistema ya que falla el mercado, por la posición dominante de la banca y por un entorno empresarial hostil, y falla también la administración pública, que es incapaz de corregir estos defectos.
Por su parte, la responsable del servicio de mediación de la vivienda de Cáritas, Joana Suñer, ha destacado la importancia de asesorarse desde el momento en que se firma un contrato de hipoteca. 
FUENTE: Público 20/03/12